Esta colaboración abre “un nuevo territorio” a los All Blacks, señaló el presidente del rugby neozelandés Steve Tew. “Esta relación única creará conexiones útiles en esta parte del mundo. Con su gran comunidad de expatriados, Londres es de una importancia clave para nosotros”, añadió.
El comunicado señala que los Harlequins y los All Blacks van a cooperar con proyectos “en relación a los recursos de jugadores y entrenadores, entrenamiento colectivo y las oportunidades comerciales”, sin ofrecer más precisiones.
Según el diario New Zealand Herald, los All Blacks que desean jugar en el extranjero, lo que automáticamente provoca que no sean elegibles con la selección nacional, sí podrán jugar con los Harlequins. Esta información no ha sido confirmada por la federación.
Con esta medida, Nueva Zelanda intentaría limitar el efecto de la migración de sus mejores jugadores a Europa, donde hay mejores salarios. Este tema se ha convertido en crucial porque varios neozelandeses en sus mejores años decidieron salir -y de esta forma abandonar la selección-, como Aaron Cruden (Montpellier), Lima Sopoaga (Wasps) o Steven Luatua (Bristol).