"No tengo palabras. Esta decisión se siente injusta y es un golpe significativo no solo para mí sino para todos los que han luchado por mi viaje", escribió Chiles en su cuenta de Instagram.
La gimnasta también cargó contra los ataques racistas que ha sufrido en las redes sociales y que definió como "extremadamente dolorosos".
"Ahora me enfrento a uno de los momentos más desafiantes de mi carrera. Creedme cuando digo que he tenido muchos. Abordaré este desafío como he hecho con otros y me esforzaré al máximo para asegurar que se haga justicia. Creo que al final de este viaje, la gente en control hará lo correcto", dijo.
El pasado sábado, cuando ya habían pasado cinco días de la competición, Barbosu ganó el bronce en los JJ.OO. tras prosperar el recurso presentado ante el TAS contra la revisión de la nota de Chiles.
Barbosu había conseguido la tercera mejor nota en la final de suelo (13,700), y por tanto la medalla de bronce, por detrás de la brasileña Rebeca Andrade (14,166) y de la estadounidense Simone Biles (14,133).
Pero Chiles, la otra estadounidense finalista, presentó una reclamación por su nota original de 13,666, que la había situado en quinta posición. Los jueces atendieron su demanda y le dieron un 13,766 que la mejoró dos puestos. Barbosu se quedó sin podio.
El equipo rumano apeló al Tribunal de Arbitraje al considerar que la reclamación de Chiles se presentó fuera del plazo de un minuto que permiten las regulaciones de la federación internacional (FIG); en concreto, al minuto y cuatro segundos.
Barbosu estaba celebrando su bronce cuando apareció en los marcadores la nueva nota de Chiles.
Al verla, a la rumana se le cayó la bandera de las manos y comenzó a llorar aunque finalmente, y tras varios días de controversia, el bronce fue para ella.