Hace un año, Daniel Pintado (Cuenca, Ecuador; 1995) se proclamó subcampeón del mundo de 35 kilómetros marcha en Budapest y evocó la figura del gran marchador ecuatoriano Jefferson Pérez, que durante su trayectoria profesional logró subir tres veces a lo más alto del podio internacional con tres oros, el último en 2007, hace diecisiete años.
Ese subcampeonato mundial constituyó en ese momento su principal logro internacional junto al título panamericano de 20 kilómetros marcha que logró en Lima en 2019.
En otra ciudad europea, en París, Daniel Pintado volvió a demostrar el potencial que atesora como producto de aquella generación de niños que creció con Jefferson Pérez, otro atleta de Cuenca como referente, aunque en su caso no estuvo en su escuela de atletismo. Sí lo hizo en la de otro emblema del deporte ecuatoriano, Luis Chocho, fallecido en febrero de 2021, junto a su hijo Andrés Chocho.
"Aún no lo asimilo. Esto es el premio a un trabajo invisible y una recompensa a todos los malos momentos por la distancia con la familia. Chocho me decía que viniera sin presión pero yo le decía que no, que había que sentir esa presión", dijo Pintado, al término de la prueba.
"Anoche estaba llorando en la habitación porque estaba muy nervioso y necesitaba a mi familia. Mi hijo de nueve años me mandó un mensaje en audio que me tranquilizó: "papi, sabes que te queremos, eres el mejor y pase lo que pase vas a ser siempre un campeón'".
"Sinceramente pensaba en ellos. Puse una foto de mis dos hijos en la bandera de Ecuador, mandé hacerme unos collares con la frase con 'Dios siempre es posible' y me puse un collar con mi hijo. Son los detalles los que nos hacen campeones porque todos estamos al mismo nivel", señaló.
Pintado, que con el oro mejora la plata de Jefferson Pérez en Pekín 2008, desveló la conversación que tuvo con su entrenador antes de competir.
"Mi entrenador me dijo que soy un vehículo de seis velocidades y que tenía que meter la sexta marcha al final. No se equivocó. Pensé que no podía pero a falta de doscientos metros estaba muy nervioso porque no asimilas aún nada. Cuando vi la cinta de París dije: 'lo logré'", comentó.
"Esto se lo dedico a Andrés Chocho, a mis hijos Nicolás y Montserrat y a toda mi familia, en especial a mi madre, que fue la primera en creer en mi. A mi padre también, que es una persona trabajadora, y a los millones de ecuatorianos que somos", concluyó.