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Durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, se presentó una performance que dejó a muchos atónitos: una supuesta recreación de “La Última Cena” con personas del colectivo LGTBIQ+. En una mesa grande, varios individuos, disfrazados de manera peculiar y colorida, ocuparon las mismas posiciones que en la famosa pintura de Da Vinci.
La representación desató una ola de reacciones en las redes sociales, generando tanto apoyo como críticas.
Opiniones a favor de la performance
Algunas reacciones positivas incluyeron comentarios como: “La representación de ‘La Última Cena’ de Leonardo Da Vinci en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de París es maravillosa. Francia siempre a la vanguardia de la diversidad”. Otro usuario comentó: “La Última Cena drag. Una imagen poderosa a favor de las personas LGBT+ ante los ojos de millones en todo el mundo. Francia reafirma su posición como epicentro de la diversidad”.
Críticas y desaprobación
Por otro lado, también hubo críticas: “Indignante. Para cerrar la inauguración de los JJOO de París, representaron de manera profana, con Drag Queen, una referencia a La Última Cena de Jesús”. Otro comentario negativo señaló: “La degradación del mundo occidental está en su punto más alto”; y uno más añadió: “Profanar ‘La Última Cena’ con Drag Queens es profanar Italia”.
El debate sobre la inclusión y la tradición
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París puso en el centro del debate la cuestión de la inclusión y cómo se maneja la representación en eventos de gran magnitud. La actuación Drag Queen inspirada en una obra religiosa ha provocado reflexiones sobre los límites entre el respeto a las tradiciones y la libertad artística.
Así, los Juegos Olímpicos de París no solo demostraron una inclinación por lo deportivo, sino también por generar diálogo y controversia, reflejando así la complejidad y diversidad de la sociedad actual.
Controversia por interpretación de Dionisio en show
Las redes sociales reaccionaron con enojo por lo que muchos interpretaron como una burla a “La Última Cena” de Jesús con drag queens, pero en realidad se trataba de una representación inspirada en Dionisio, el dios griego del vino.
La cuenta oficial de los Juegos Olímpicos aclaró que la actuación representaba a Dionisio con el objetivo de resaltar “el absurdo de la violencia humana”.
En la escena, el cantante Philippe Katerine, pintado de azul y casi desnudo, se presentaba como Dionisio, rodeado por drag queens en un festín. El número de personas en la mesa no correspondía a los 12 apóstoles de “La Última Cena”.
Dionisio es asociado con el vino, la fertilidad, el teatro y el éxtasis, y suele ser representado como un joven con una copa de vino y hiedra.