"Esto es una gran alegría para nosotros, en este momento tan difícil en el que ni siquiera nosotros podemos celebrar con la danza nacional (Attan), y la bandera y el deporte afganos están menos considerados por los funcionarios", dijo a EFE Mohammad Rasul, un joven de 25 años que celebraba la hazaña en las calles de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar.
Se refería así a la ristra de restricciones que pesan sobre la sociedad desde que los talibanes se hicieron con el control de Kabul en agosto de 2021, y prohibieron en base a la ley islámica la música en cualquier tipo de expresión, los bailes y reemplazaron la bandera de la depuesta república por una nueva.
Detrás de la alegría y de otras miles de personas en Afganistán está la victoria que cosechó hoy su selección ante Bangladés, y que certificó su clasificación a las semifinales del Mundial T20 de críquet que se disputa en Estados Unidos y las Antillas, donde se enfrentará a Sudáfrica.
Enormes multitudes compuestas íntegramente por hombres siguieron el partido en pantallas gigantes instaladas en las calles, según se observa en vídeos difundidos por el medio local Tolo News, mientras en otros posteriores al partido se ve a gente lanzando petardos para celebrarlo.
Aunque es bien conocido su escaso interés por el deporte, el Gobierno de facto de los talibanes se unió a los mensajes de felicitación al combinado nacional.
"Sus logros causaron felicidad a toda la nación", dijo el ministro de Exteriores, Amir Kham Muttaqi en una conversación difundida en X con el capital de la selección afgana, Rashid Khan.
El deporte masculino ha salido indemne de las numerosas prohibiciones de los talibanes, si bien la mayoría de los jugadores de la selección de críquet viven en el extranjero.
No ha sido así en el caso de las mujeres, a las que se les ha impedido la práctica del deporte o acudir a los estadios, donde antes de la llegada de los fundamentalistas sí eran bien recibidas.
“En este entorno tenso y estresante, nuestros logros en el cricket nos hacen sentir orgullosos y felices a pesar de que reciben menos consideración por parte del Gobierno talibán”, dijo a EFE la taekwondista Hasina Sadaat.
La dura represión que viven las afganas, sin derecho a la educación secundaria o superior, vetadas de trabajar u obligadas a ir acompañada por un hombre en trayectos largos, ha provocado que selecciones como Inglaterra o Australia se negasen a enfrentar a Afganistán en competiciones internacionales.