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En el segundo match contra Mikhail Botvinnik, en 1957, logró derrotarlo, aunque perdió en el match de revancha de 1958, cuando Smyslov era el favorito.
Smyslov permaneció en los primeros niveles hasta los años 80, luchando contra sus crecientes problemas de visión. No obstante, nadie podía imaginar que a los 63 años pudiera llegar a la final de Candidatos, en la que solo Garry Kasparov pudo frenarlo.
En sus últimos años Smyslov volvió a su abandonada pasión de juventud, la composición. Compuso más de 100 finales artísticos.
Un estilo muy personal
Según Boris Spassky, Smyslov tenía una intuición increíble, parecía que “su mano sabe en qué casilla colocar cada pieza, y no necesita calcular nada con su cabeza”.
Kasparov comentó sobre la fuerza de Smyslov en Mis geniales predecesores: “Las victorias [de Smyslov] en el pico de su carrera son asombrosas por la falta de una defensa clara de sus oponentes, y un estudio cuidadoso revela que nadie en el mundo podía igualar la muy fina técnica de Smyslov. Su credo era el siguiente: `Haré 40 jugadas buenas y si tú eres capaz de hacer lo mismo, la partida finalizará en tablas´. Pero precisamente en ´hacer lo mismo` estaba lo más difícil: La técnica de Smyslov estaba adelantada a su tiempo”.
Vladimir Kramnik comentó a la web e3e5.com: “Smyslov es un jugador que juega muy correctamente, con certeza, con un estilo muy natural […] Smyslov no es un artista del ajedrez, su estilo no es artístico ni llamativo. Pero me gusta mucho. Recomendaría el estudio de las partidas de Smyslov a los niños que quieran aprender ajedrez. Porque jugaba como debe hacerse; su estilo es lo más parecido a una virtual ´verdad ajedrecística`. Trataba de jugar la movida más fuerte de la posición, y es posible que, en la cantidad de jugadas más fuertes, él superase a muchos otros campeones del mundo…”.
“Tenía todos los componentes de un juego a un nivel muy alto. Smyslov fue un jugador de finales brillante, y sus partidas a veces parecían canciones. Cuando repaso sus partidas hay una sensación de ligereza, como si sus manos hicieran las jugadas por sí mismas, y que el hombre no se esforzaba para nada, ¡como si estuviese bebiendo café o leyendo el diario al mismo tiempo! […] No hay estrés, no hay tensión, todo se sencillo, pero brillante”.
Botvinnik comentó sobre el Smyslov de 1953 a 1958 que “Su talento era universal – podía jugar la apertura con sutileza, ir totalmente a la defensiva, atacar vigorosamente o maniobrar tranquilamente. Y esto sin hablar del final – allí estaba en su elemento. A veces tomaba decisiones que eran asombrosas por su profundidad... La combinación de buen cálculo, audacia, independencia y una buena salud lo hacían invulnerable en esa época”.
Una colosal confianza en sí mismo
Todas las magníficas definiciones del juego de Smyslov no hubieran bastado para que fuera tan bueno, hacía falta algo más, como indicó Genna Sosonko en Smyslov on the Couch que Smyslov tenía una actitud ganadora desde muy joven, “creía en si mismo y en el destino”.
Una vez, hablando sobre un jugador, dijo que ganar dos veces un Torneo de Candidatos era altamente improbable, cuando Sosonko le objetó que el propio Smyslov lo había hecho, en 1953 y 1956, Smyslov respondió “Sí, ¡pero ese era yo!”.
Un resultado extraordinario
Hagamos un breve repaso a una etapa asombrosa de la carrera de Smyslov.
“Su espíritu de lucha, la actitud que tenía a principios de los años 50, y, lo más importante, su fe de que estaba destinado a ganar y enfrentarse al campeón del mundo, retornó durante el ciclo de Candidatos de los años 1982 - 1984″, comentó Sosonko.
El Interzonal de Las Palmas 1982, daba dos plazas a los matches de Candidatos, venció el húngaro Zoltan Ribli, con 9 puntos sobre 13, quien, al derrotar a Smyslov en el encuentro particular en la penúltima ronda lo relegó al segundo lugar, con 8½ puntos.
Veamos uno de los triunfos de Smyslov en Las Palmas.
Walter Browne
Vasily Smyslov
Interzonal de Las Palmas, (10), 25.07.1982
La presión blanca en la columna c parece efectiva, veamos cómo reaccionó Smyslov:
El match de cuartos de final lo enfrentó al alemán Robert Huebner en Velden, Austria, en marzo de 1983, el match terminó igualado, 5 a 5, el desempate deparó cuatro tablas.
El match se definió en la ruleta del casino de Velden, la bolilla cayó en primer lugar en el 0, y en la segunda en el rojo, que era el que favorecía a Smyslov.
Vasily Smyslov
Robert Huebner
Match de cuartos de final de Candidatos Velden (4), 30.03.1983
El desenlace del triunfo de Smyslov puede verse aquí:
En las semifinales se enfrentó al húngaro Zoltan Ribli, de 32 años y era el claro favorito; a pesar de su triunfo, Sosonko cuenta que “las autoridades soviéticas eran más que escépticas sobre las chances del veterano de conseguir ser campeón del mundo”.
Smyslov asistió a una recepción ofrecida por el Comité de deportes de la URSS en 1963, antes de las semifinales, le dijeron, “A tu edad no deberías estar luchando por el título mundial, Vasily Vasilievich, deberías estar pensando en otra cosa”, esa frase fue desubicada e irrespetuosa, pero no parecía estar fuera de la realidad.
En respuesta Smyslov se preparó como nunca, con el joven y enérgico Viktor Kupreichik.
Kasparov dijo: “La fuerza principal del gran maestro húngaro – una profunda comprensión posicional – se demostraba mejor en posiciones tranquilas, igualadas, pero contra el ‘abuelo’ Ribli decidió jugar más agudamente, creando complicaciones, y provocando a Smyslov a tomar medidas activas, pues, seguramente, el veterano de 62 años no podría soportar tal esfuerzo”, veamos cómo resultó uno de esos intentos.
Vasily Smyslov
Zoltan Ribli
Match semifinal de Candidatos, Londres (7), 06.12.1983
Lo más usual es 14.Dd2, Smyslov tenía otra idea, aquí puede verse cómo continuó:
Smyslov se impuso por 6½ a 4½ (+3 -1 =7), y se clasificó a la final del Candidatos, incluso concediendo tablas en posición ganadora en la última partida; Sosonko le preguntó por qué, Smyslov respondió que Kasparov le preguntó lo mismo, dijo que continuaba con la tradición, no tenía sentido machacar a Ribli cuando las tablas eran suficientes.
Claro que, en los años 50 a esa confianza en su destino, un talento natural colosal y la ética de trabajo necesaria, se le unía un vigor joven, que Smyslov ya no tenía a los 63 años, cuando se enfrentó a un rival de 20 años, Garry Kasparov, que jugaba un ajedrez diferente, dinámico y agudo; hubo lucha, pero Kasparov se impuso con claridad.
Veamos un triunfo brillante de Smyslov en las semifinales ante Ribli, con comentarios extractados del libro Planificación jugada a jugada de este autor.
GM Zenón Franco Ocampos
Ponteareas, 27 de marzo de 2024