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El encuentro fue como el color del uniforme de los neozelandeses, “All Black”; un dominio aplastante que se tradujo en siete tries (tres de Will Jordan, dos de Shannon Frizell, Jordie Barrett y Aaron Smith), por ninguno de los argentinos, y una diferencia de puntos abultadísima.
Los tricampeones del mundo tendrán la ocasión de sumar un nuevo título en su palmarés el 28 de octubre en el Stade de France ante el vencedor del duelo que disputarán este sábado Inglaterra y Sudáfrica, también en París, en una reedición de la última final mundialista, ganada por los Springboks.
El equipo neozelandés, que llegó al torneo con alguna duda y perdiendo en el debut contra la anfitriona Francia, ha ido de menos a más y tras no dar opción hace una semana a Irlanda, arrolló este sábado a Los Pumas, que no tuvieron opción alguna de llevarse la victoria.
Tras las semifinales perdidas en 2007 (frente a Sudáfrica) y 2015 (ante Australia), Argentina se queda otra vez sin el sueño de ser campeona del mundo, aunque aún puede igualar su mejor resultado, el tercer puesto hace 16 años, también en Francia, si dentro de una semana derrota al perdedor del Inglaterra-Sudáfrica.
‘Hat trick’ de Will Jordan
Los Pumas habían dicho en la previa que iban a jugar el partido de sus vidas y quisieron ser protagonistas desde el principio, con unos tres primeros minutos de juego en campo rival que acabaron con un penal que aprovechó Emiliano Boffelli para abrir el marcador (0-3, m.4).
Sin embargo, los All Blacks bajaron rápidamente de las nubes a los argentinos con su juego de siempre: eficacia en defensa, sólidos en las fases estáticas y, sobre todo, un juego de pases a una velocidad endiablada que impedía incluso a Los Pumas llegar a tiempo para tacklear.
Así llegaron los tries de Will Jordan (m.11) y Jordie Barrett M.16), que con los puntos al pie de Richie Mo’unga, colocó a los oceánicos con ventaja en el ecuador del primer periodo (12-3).
Fue un momento del partido en el que los hombres de negro dominaban todas las facetas y a Los Pumas les costó regresar a la zona de 22 rival para, al menos, amenazar.
Histórico Creevy
No fue hasta el minuto 34 cuando volvieron a acercarse al ingoal y, aunque no lograron el try, Boffelli sumó otros tres puntos para mantener a Los Pumas en el partido, pero ya con el tiempo adicional, otra combinación neozelandesa acabó con el tercer try, de Shannon Frizell (40+2), que estiró la ventaja al 20-6 con el que se llegó al descanso.
Nada más comenzar la segunda parte, Aaron Smith desactivó cualquier intento de reacción sudamericana con una jugada personal para sentenciar el pase a la final: scrum a 10 metros y amague del ‘9′ para engañar a la defensa y marchar directo a apoyar el balón (27-6, m.43).
Una vez puesta en marcha, es muy difícil parar a la apisonadora negra y Frizell (m.49) y Jordan (m.62 y 73) suigueron anotando para estirar un marcador con aires de correctivo hasta el definitivo 44-6.
Fue en ese momento cuando saltó a la cancha Agustín Creevy, quien no podrá ver cumplido su sueño de disputar una final mundialista, pero sí se irá de Francia con el consuelo de haberse convertido, a sus 38 años y 219 días en el jugador de más edad en jugar nunca una semifinal de un Mundial de rugby, superando al sudafricano Victor Matfield, que se enfrentó a los All Blacks en 2015 cuando tenía 38 años y 166 días.