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La Navidad paraguaya de 1942 anunciaba no solo la llegada de nuestro Niño Dios, sino que la cigüeña traía colgando de sus picos a uno que luego sería una de las figuras más rutilantes del baloncesto paraguayo.
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El alero, pero que según el mismo “jugué en todas las posiciones”, se codeó entre los más grandes jugadores no solo de su club, sino de nuestro país, entre quienes se cuenta al gran Antonio Zapattini.
“Atado” a la pista de su querido Club Atlético Ciudad Nueva, que se fundó el 18 de junio de 1944, solamente recorrió otras dos instituciones, Cerro Porteño en 1972 y Olimpia en el ‘73, con el que sumó una estrella más.
César jugó en el club del franja roja desde 1958 hasta 1980, cosechando el tricampeonatos en 1963, 1964 y 1065, otro “tri” del ‘67 al ‘69. Y esa extraordinaria camada de basquetbolistas ciudenses volvía al campeonato de los años ‘74 y ‘75.
En forma invicta obtuvo el del ‘73 con Olimpia. También cuenta su foja que militó en un club del Estado de Paraná, Brasil.
Con la selección paraguaya fue inamovible durante 10 años, desde el ‘63 en que fue convocado por primera vez hasta el ‘73, periódo que cuenta el mundial “Chile 1966″, donde el team guaraní fue el mejor de la rueda de consuelo en Punta Arena.
Tuvo el honor de comandar al club de sus amores en el 2006, desde el sillón presidencial, tiempo en que precisamente se había renovado el piso de parquet de “La Catedral del Básquetbol”.
César, quien también vivió su juventud en el Ciudad Nueva de la extraordinaria Edith Nunes, campeona sudamericana con la selección paraguaya en 1962, también fue entrenador de su querido club.