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Timman fue el mejor ajedrecista no soviético durante diversos años en los 80, y varias veces candidato al título mundial, en 1982 llegó a ocupar el N.º 2 de la lista Elo.
Llegó dos veces a la final de Candidatos, incluso jugó, “de rebote”, un match por ser campeón mundial con Anatoly Karpov en 1993, tras el cisma provocado por Garry Kasparov y Nigel Short, que jugaron su duelo por el título mundial fuera de la FIDE.
Representó a los Países Bajos en 13 olimpiadas, desde 1972 hasta 2004, y ganó muchos torneos de primer nivel, como por ej., Ámsterdam IBM 1981, Wijk aan Zee 1981, Las Palmas 1981, Bugojno 1984, Sarajevo 1984, Wijk aan Zee 1985, Linares 1988, el Memorial Euwe en 1989, el torneo de la Copa del Mundo de 1989 en Róterdam, etc.
Uno memorable para nuestras latitudes es su triunfo en Mar del Plata 1982, delante del campeón mundial, Karpov, y varias primeras figuras, como Lajos Portisch, Bent Larsen, Lev Polugaevsky, Yasser Seirawan, Ulf Andersson y otros.
Es también compositor de ajedrez, compuso más de 100 finales artísticos, en este campo sus favoritos son Leonid Kubbel, Mark Liburkin y Vladimir Bron, sin olvidar que, en una librería de Mar del Plata, en 1982, encontró un libro del compositor argentino José Mugnos, “Finales artísticos razonados”, que le produjo una gran impresión.
Un escritor notable
Es muy buen escritor, el último libro es sobre el camino de Fischer hacia el match de Reikiavik 1972, antes escribió otro sobre sus mejores 100 partidas, previamente realizó una profunda revisión sobre los matches Karpov vs. Kasparov, etc.
En castellano se editó El arte del Análisis, Trabajo en ajedrez, Mi Ajedrez Audaz, etc., que son versiones en nuestro idioma ya publicadas en holandés y/o inglés.
Me agradó en especial otro de sus libros de hace pocos años, Timman´s Titans. My World Champions, que recibió el premio al mejor libro el año de parte de la Federación Británica de Ajedrez, allí cuenta su relación con los campeones del mundo con los que tuvo contacto, desde Alekhine (naturalmente en este caso no física), hasta Kasparov.
También habla de temas polémicos y muestra una admiración única hacia Mikhail Tal.
Learn from the Gradmasters
El libro Learn from the Gradmasters, editado por Raymond Keene, con ediciones en 1975 y 1988 tiene una estructura atractiva, varios grandes maestros comentan en profundidad una victoria propia que les haya quedado grabada por alguna razón, y una partida que les haya dejado una impresión profunda de otro jugador.
La edición original contaba con nombres ilustres ya a principios de los años 70, como Mikhail Tal, Viktor Korchnoi, Bent Larsen, y otros, además de maestros jóvenes muy prometedores como Ulf Andersson y Jan Timman, entre otros. Es un libro excelente.
Para la primera edición, como partida ajena, Timman eligió el encuentro Tartakower – Botvinnik de Groninga 1946.
Su primera partida favorita
Los gustos sobre las mejores partidas propias van cambiando, cuando Boris Spassky era campeón del mundo, en 1972, eligió como su partida preferida a una victoria poco conocida sobre un maestro no de primera línea, Aron Reshko, en Leningrado 1959, una Caro Kann bonita y muy compleja.
Es sorprendente, porque naturalmente tenía partidas más hermosas y/o importantes, por ej., su triunfo sobre Bronstein en Leningrado 1960, con una posición que fue llevada al cine en la película de James Bond “Desde Rusia con amor”, su obra de arte contra Larsen en Belgrado 1970, o alguna de las que lo llevaron a ser campeón del mundo, etc.
Jan Timman, en 1974, como partida propia, no tuvo dudas, eligió su victoria sobre el soviético Yuri Balashov en el Memorial Chigorin de Sochi 1973.
Timman consideraba que era la mejor que había jugado hasta entonces y era su primera victoria contra un Gran Maestro soviético, exceptuando su poco valioso triunfo sobre Lev Polugaevsky en Hilversum donde el ruso se “colgó” la dama tras 15 jugadas.
“Era como un examen”, comentó Timman, algo que debía aprobar, pues antes de ella había conseguido posiciones ganadoras contra Smyslov, Korchnoi y Tukmakov, “pero a mi juego le había faltado el toque final”.
Timman la describió así: “En este encuentro estuvieron representadas todas las etapas de una verdadera lucha ajedrecística: en la apertura introduje una novedad, la cual me dio cierta ventaja, luego tuve que mantener la ventaja en el medio juego, y finalmente, tras un error posicional de las negras, la partida derivó en un final técnicamente ganado”.
Otro de los motivos de satisfacción de Timman fue el estilo en que fue jugado, casi como imitando el juego que conocía por haber estado en la URSS (él lo llama “Rusia”, como sinónimo, aunque no estuvo solo en Rusia) cuatro veces.
Había llegado a familiarizarse con el método típico de juego de la escuela soviética: estrategias claras, no difíciles de seguir para quien entiende algo del juego, y al mismo tiempo precisión en lo táctico, y algo característico de la URSS, no inherente al juego, pero que lo impregnaba todo: ninguna prisa.
Timman sacó buen provecho de esa época, al año siguiente se le concedió el título de Gran Maestro, y “se abrió ante mí un nuevo mundo”, comentó Timman en El Arte del Análisis.
Antes de eso aceptaba cualquier invitación para jugar torneos, “Incluso en Rusia, donde los premios se pagaban en rublos, que no pueden ser convertidos en ninguna otra moneda”.
Ese 1974 decidió jugar torneo tras torneo en lugares ya más escogidos, “El viaje comenzó en los Estados Unidos, continuó en Yugoeslavia y terminó en Venecia”.
El placentero giro alrededor del mundo finalizó una noche, donde luego de haber disputado cuatro torneos en otros tantos meses, gran parte de su dinero le fue robado en un bar de Florencia, felizmente le quedaba exactamente el dinero necesario para el viaje de retorno a Ámsterdam.
Timman comentó que su juego era entonces reflejo de su estilo de vida de esa época: “Excitante, aventurero y lleno de sorpresas”.
Boris Spassky
Volvamos a la partida con Balashov, en su libro Timman’s Titans. My World Chess Champions de 2016, Timman la cita cuando habla de Spassky.
Cuenta que Andersson y él (ambos con 21 años entonces) eran los únicos participantes occidentales del Memorial Chigorin jugado en Sochi en septiembre de 1973.
“Los dos lo hicimos bien, pero quedamos a una distancia respetable de los dos primeros lugares, Tal y Spassky. En la jerarquía del ajedrez ruso, estos dos rivales todavía estaban en la cima”.
Spassky pasó por una mala época tras perder el título con Bobby Fischer en 1972, y hasta pasó por una depresión, según comentó en una entrevista a New in Chess, la impresión de Timman es que en Sochi “parecía disfrutar de la vida nuevamente”.
Tras el torneo Andersson y Timman volaron a Moscú, donde fueron invitados a casa de Spassky, lo que para ambos fue una experiencia muy especial; también estaba Igor Bondarevsky, el ex entrenador de Spassky.
Spassky todavía estaba casado con su segunda esposa, Larissa, quien puso toda clase de manjares en la mesa, pero con la que era difícil establecer más contacto pues solo hablaba ruso.
Spassky le pidió a Timman que le mostrara una partida de Sochi, y la que eligió fue nuestra citada victoria sobre Balashov.
Sobre ese encuentro, Timman escribió: “Spassky era muy cuidadoso en sus comentarios sobre mis jugadas. Ni una sola vez me mostró la gran diferencia de clase que había entre nosotros; me dio todas sus sugerencias con cierta reserva. En cierto momento, cuando la partida entró en la fase técnica, Bondarevsky perdió interés; la victoria era un simple asunto de técnica, pensó.
Pero Spassky permaneció interesado hasta el final. Fue la lección más instructiva que tuve hasta entonces en los principios de mi carrera”.
Veamos esa partida con los didácticos comentarios de Timman.
GM Zenón Franco Ocampos
Ponteareas, 14 de diciembre de 2022