Ajedrez por Zenón Franco: Partidas Memorables (191), Vladimir Kramnik vs. Garry Kasparov, Linares 1994

El cisma del ajedrez se inició en 1993 (duró hasta 2006), cuando el campeón del mundo Garry Kasparov defendió su título mundial ante el retador británico Nigel Short fuera de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) y creó una organización llamada PCA.

Vladimir Kramnik en Linares en 1994 (Foto Chessbase.com)
Vladimir Kramnik en Linares en 1994 (Foto Chessbase.com)Foto Gentileza

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Kasparov, que ganó con claridad, 12½ a 7½, admitió 20 años después que “Rehusar jugar el match bajo la tutela de la FIDE fue el peor error de mi carrera”.

Las razones que dio no fueron morales ni de derecho, sino prácticas, un error de cálculo.

“Por supuesto que debí jugar en Manchester [sede designada por la FIDE para el match] – y sólo después, tras defender el título de campeón de la FIDE, pensar en crear una Asociación Profesional del Ajedrez [PCA]. Me hubiera ahorrado un montón de energía nerviosa, y el ajedrez hubiera tenido un solo campeón”, señaló Kasparov.

Estas semanas, a raíz de lo sucedido con Carlsen, reivindicó su labor con la PCA, aunque también comentó, que no consideraría como campeón del mundo al ganador del match Nepomniachtchi – Ding Liren.

La “nueva era” anterior

Se puede decir que en 1993 se inició “una nueva era”, similar a la que viviremos a partir de este 2022.

Lo más destacado de esta etapa es que el ajedrecista más fuerte, el Nº 1 del mundo, como Garry Kasparov en 1993 y Magnus Carlsen en 2022, no es el campeón mundial.

En ese mismo 1993 la FIDE organizó su propio match por el título, el oficial, con los derrotados en las fases previas, donde el ruso Anatoly Karpov volvió a ser el campeón del mundo oficial al vencer al holandés Jan Timman por 12½ a 8½.

Linares o “Campeonato del Mundo no oficial”

Que la FIDE tuviese su propio campeón del mundo no era algo que entonces inquietase a Kasparov, porque él era el mejor sin discusión.

Tras la disputa de Linares 1994, que era entonces el torneo más importante del mundo, las cosas, al menos por un tiempo, no estuvieron tan claras.

Junto con el torneo de Linares jugado del 23 de febrero al 14 de marzo de 1994 llegó un resurgimiento de Karpov y la FIDE pudo oponer un campeón del mundo de prestigio al mejor jugador del mundo, que era Kasparov.

Para colmo, el propio Kasparov había dicho previamente que quien ganaba Linares era “El campeón mundial no oficial del ajedrez”.

Él había vencido en Linares en 1990, 1992 y 1993, y luego ganó cinco veces más, mientras que Karpov estaba a su sombra desde hacía años.

En Linares 1992 y 1993, Kasparov lo había vencido en su encuentro particular y Karpov había quedado a 2½ y 1½ puntos de distancia respectivamente.

Uno de los triunfos más espectaculares de Karpov

A pesar de esos antecedentes Linares 1994 se convirtió en el 125º torneo ganado por Karpov; jugando partidas excelentes, como ante Kramnik y Topalov, logró uno de los triunfos más notables de toda la historia del ajedrez.

Hizo 11 puntos sobre 13 (+9, =4), seguido de Kasparov y el letón Alexei Shirov con 8½, más atrás quedaron Kramnik, Anand, Topalov, Kamsky, Ivanchuk, etc.

Karpov comentó riendo que había tenido suerte con el sorteo, porque sus rivales debían jugar con Kasparov en la ronda anterior a jugar con él, y “… [Kasparov] los hacía pasar mal”, Kasparov añadió que tras jugar con ellos dos, los otros participantes jugaban con Shirov, que fue otro favorecido.

“Cuando aún no se había enfriado el fragor de la lucha”, en palabras del propio Kasparov, este declaró: “Este triunfo competitivo no está respaldado, en mi opinión, por un juego sobresaliente. He visto jugar mejor a Karpov…” y con dudoso sentido de la oportunidad dijo a New in Chess que al mundo del ajedrez no le interesaba otro match con Karpov.

En cambio 20 años después sí le dio valor: “Es improbable que nadie esperase una victoria tan impresionante de Karpov. Todo le salía bien, ganó desde cualquier posición, y al final logró uno de los resultados más impresionantes de la historia del ajedrez”.

Ese triunfo de Karpov, según Averbach: “…nos trae a la mente los legendarios éxitos de Alekhine en San Remo (1930), y Bled (1931), o el triunfo de Botvinnik en el Campeonato de la URSS de 1945 (+13, =4)…”, a estos resultados se unió luego el de Caruana en 2014 al vencer con 8½ puntos sobre 10 en San Luis, EE. UU., sacando tres puntos de ventaja a Carlsen.

Garry Kasparov en Linares 1994 (Foto Chessbase.com)
Garry Kasparov en Linares 1994 (Foto Chessbase.com)

Como señaló en su libro Kasparov sobre Kasparov antes de jugar en Linares, “Karpov experimentó un estímulo mental y ardía en deseos de demostrar su fuerza”.

A esa ansia de revancha de Karpov se unieron otros factores, Kasparov se quejó del apoyo a Karpov “de los organizadores, de los líderes de la Federación Española, y de la televisión y la prensa. La atmósfera psicológica del torneo fue excepcionalmente difícil para mí”, tal vez exagerando un poco, y luego añadió: “…pero eso era algo a lo que estaba acostumbrado”.

Kasparov estuvo también envuelto en un incidente desagradable, en la quinta ronda, ante Judit Polgar, en un fuerte apuro de tiempo mutuo, Kasparov jugó un caballo a c5, y al ver que perdía, lo movió a f8.

No se sabía si lo había soltado o no, Judit dijo que estaba segura de que sí, que miró interrogativamente a Kasparov, a su familia, a los que estaban mirando, y no reclamó, siguió jugando y terminó perdiendo.

Kasparov dijo entonces a la revista New in Chess que creía que no la había soltado, aunque, como todo había sido tan rápido, no estaba seguro del todo.

Días después una grabación confirmó que Kasparov había soltado la pieza por un brevísimo instante.

El vídeo salió en varios noticieros con comentarios críticos hacia Kasparov como “Ahora veremos a un campeón mundial haciendo trampa”.

Desarrollo del torneo

Recordemos algo de cómo se desarrolló el torneo: Kasparov comenzó muy bien, con 5 puntos sobre 6, pero Karpov comenzó, ¡con 6 sobre 6!, ayudado en algunas partidas por la diosa fortuna, y jugando también partidas brillantes, como ante Topalov, que fue elegida como la mejor del Informador 60.

En la séptima jornada Kasparov jugaba con blancas contra Karpov, era su única oportunidad de cambiar el curso del torneo, Kasparov y su entrenador, Makarychev, buscaron durante mucho tiempo un arma para intentar doblegar la sólida Caro Kann de Karpov.

Averbakh resumió así el transcurso del juego: “Si en los dos torneos previos de Linares fueron sus victorias sobre Karpov las que en gran parte determinaron el éxito final de Kasparov, esta vez fue un caso de ‘diamante corta diamante’: la partida finalizó en tablas y la ventaja permaneció inalterada”.

Dos rondas decisivas

Tras la novena ronda Kasparov tenía 7 puntos sobre 9, pero Karpov sumaba 8 puntos, en la 10ª ronda “jugando a ganar a toda costa con negras contra Kramnik, jugué la Defensa India del Rey de modo muy arriesgado, caí bajo ataque en el final y perdí”, señaló Kasparov.

Esa ronda y la siguiente decidieron el torneo, pues en la 11ª ronda Karpov venció en buena forma a Kramnik, y se colocó con 9½ sobre 11, y “la carrera se acabó”.

Evaluación objetiva y nuevas metas

Como era de esperar en alguien con su espíritu batallador, Kasparov no se sintió desolado, sino que fue consciente de que “necesitaba reponer mi almacén, en primer lugar, de energía nerviosa, y, en segundo lugar, de ideas en la apertura”.

Y llegó a una conclusión realista que le dio nuevo impulso: “Fue tras Linares 1994 donde sentí por primera vez que mi conocimiento de aperturas, acumulado en los 80 y principios de los 90, estaba ya al límite y que necesitaba un salto a un nuevo estado, cualitativamente diferente. ¡La joven generación estaba mirando ahora otras aperturas! Así, para mí este asombroso torneo resultó un punto de inflexión, y su resultado fue una especie de castigo histórico por mi error de 1993″.

Recordemos la partida que ayudó a definir el torneo:

GM Zenón Franco Ocampos

Ponteareas, 10 de agosto de 2022

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