Cargando...
“¡Del Potro no se va!”, le cantaban 5.000 hinchas mientras agitaban banderas argentinas y pancartas cerca de la medianoche del martes en un Lawn Tennis Club colmado. El tablero marcaba un frío 6-1 y 6-3.
Al final, lo hicieron llorar al exnúmero tres del mundo que de por si tiene lágrima fácil. Hacía una semana que se estaba despidiendo de la gente y de los courts, por su lesión en la rodilla derecha que lo tuvo alejado 32 meses de las canchas.
“Tus lágrimas son las de todos los que amamos y estamos cerca del deporte”, escribió en redes ‘Manu’ Ginóbili, campeón olímpico en 2004 y dueño de cuatro anillos NBA.
Del Potro, de 33 años, acosado por los dolores, no se quería ir. En ningún momento anunció el retiro con todas las letras. Pero cuando terminó el partido se sacó su vincha y la colgó de la red. Un símbolo.
Sentada en las gradas, Gabriela Sabatini miraba el partido seria, sin sentimiento de festejo. “Disfrutamos mucho de verte jugar. Nos hiciste vibrar tantas veces. Gracias por lo que le diste a este deporte. Hoy tenés una vida por delante”, escribió.
La ‘Torre de Tandil’ tiene aún algún compromiso comercial. Y dijo que iba a consultar a los médicos otra vez. Pero el punto final fue dado. Lo consideró un “broche de oro” porque, a su juicio, “fue en la cancha y no en una conferencia de prensa”.
Sobre la arcilla del court central Guillermo Vilas dijo: “Posiblemente no nos reencontremos más”. AFP