"Con el fin de garantizar la seguridad de todos los participantes y espectadores, se ha decidido que las entradas ya no se venderán, sino que formarán parte de un programa adaptado que invitará a grupos de espectadores a estar presentes in situ durante los Juegos", indicó el organismo.
"Los organizadores esperan que estos espectadores respeten estrictamente las medidas contra la COVID-19 antes, durante y después de cada prueba, a fin de contribuir a crear un entorno absolutamente seguro para los deportistas", añadió.
Esta política se aplicará tanto en los Juegos Olímpícos, que comenzarán el 4 de febrero, como en los Paralímpicos, que se inaugurarán el 4 de marzo.
Debido a la pandemia, los organizadores de los Juegos decidieron en septiembre de 2021 que no se venderían entradas al público de fuera de la China continental.
Los últimos Juegos disputados, los de verano de Tokio 2020, el pasado julio de 2021, se celebraron a puerta cerrada y los únicos espectadores presentes en las gradas de los estadios fueron los propios deportistas y sus equipos de apoyo.
Pekín endureció hoy los controles de acceso a la ciudad tras detectarse el pasado sábado un contagio por transmisión local de la variante ómicron del coronavirus.
El país que acogerá dentro de tres semanas los Juegos de invierno tiene actualmente 3.494 contagiados activos en su territorio continental.
Los Juegos se disputarán en una estricta burbuja, de la que no podrán salir los deportistas ni el resto de participantes si no quieren verse sometidos a una cuarentena de tres semanas.