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"En seis años, no perdimos más que un partido, pero fue el más importante", decía Puskas, que ganó el oro olímpico en 1952. Autor de 83 goles en 84 partidos con Hungría, Puskas era un goleador de una eficacia endiablada, que sin embargo no con taba con el físico necesario: no era alto (1,74 m) y le sobraban algunos kilos.
Aquella legendaria formación na cional, conocida como Los magiares mágicos, superó en 1953 a Inglaterra por 6-3 en el mítico estadio de Wem bley y se convirtió en el primer con junto extranjero en ganar en ese es cenario. Tras la revuelta húngara contra el comunismo en 1956, Puskas jugó en Real Madrid (1958-66), con el que anotó 512 tantos en 528 partidos y conquistó seis ligas nacionales y dos Copas de Europa, en compañía de otra leyenda del club, el argentino Alfredo Di Stéfano.
Nacido en 1927, Puskas comenzó su carrera en la Liga Nacional de Hungría a los 15 años y jugó su primer partido en la selección tres años después, ante Austria. Muchos historiadores lo con sideran como el mejor rematador de la historia del fútbol mundial.
FUE TÉCNICO EN PARAGUAY
Al final de su carrera, Puskas fue entrenador y en 1971 alcanzó una final de la Copa de Europa con los griegos del Panathinaikos, que perdió contra el Ajax de Amsterdam de Arie Haan y del joven Johan Cruyff. Más dotado para el fútbol que para los negocios, a partir de entonces tuvo una carrera de en trenador que le llevó por todo el mun do, desde Chile, pasando por Egipto, Australia y Paraguay, donde dirigió a los equipos de Sol de América (1985) y Cerro Porteño (1986).
Los húngaros habían elegido a Pus kas como el mejor deportista nacional de todos los tiempos y el estadio más grande del país lleva su nombre desde hace siete años.