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La región Occidental recibió por primera vez la modalidad del rally cross country, en el cierre de temporada del certamen organizado por la Asociación Central de Deporte Motor Todoterreno (ACDMT), y en lo que fue un Desafío Chaco verdaderamente extremo.
El evento tuvo como cabecera a la ciudad de Mariscal Estigarribia, que acogió de buena forma a la gran fiesta motor durante tres días de competencia, pero en un territorio que estuvo marcado, al igual que todo el país, por el intenso calor, que incluso llegó a estar cerca de los 50 grados centígrados.
No obstante, todo estaba preparado para que la carrera se ponga en marcha oficialmente el viernes, y así fue, con un prólogo clasificatorio de casi 20 kilómetros de recorrido en la zona denominada Diez Cue –en la que algunos ya penaron con problemas en sus máquinas– y que finalmente ordenó la grilla de partida para lo que iba a ser la primera etapa.
El pronóstico para el día sábado era realmente desafiante desde todo punto de vista, y no sólo por la temperatura, sino también porque los pilotos y las tripulaciones de las diferentes categorías tenían que enfrentar más de 800 kilómetros de tramos cronometrados y de enlaces, a lo que hay que sumarles las impredecibles complicaciones que suele presentar el suelo chaqueño.
Definitivamente, fue un día muy largo para todos el sábado, incluyendo a la organización, que con gran esfuerzo y sacrificio, tenía que cerrar ese día, que comenzó en las cercanías de Mariscal Estigarribia y finalizó sobre la línea fronteriza con Bolivia, para luego dar paso a la segunda y última etapa.
El parque quedó muy diezmado, principalmente debido al desgaste de las piezas de las motos/camionetas/UTV y una línea fronteriza que, según muchos de los protagonistas, estaba brutal, por lo que llegar a la meta ya era de guapos, pero restaba todavía el día siguiente.
La segunda etapa de ayer sufrió algunos recortes en cuanto a la distancia, ya que arrancó en Cemelpa y finalizó sobre la Picada 500, por lo que la jornada se redujo de 372 kilómetros a 193 aproximadamente de recorrido final, tras los cuales, “los guerreros” del RCC lograron la gran hazaña de vencer al temido Chaco.
En lo estrictamente deportivo, el piloto Blas Zapag y su copiloto Juan José Sánchez, en la Toyota Hilux, consiguieron cruzar la meta en el primer lugar de la T1 Nafta, y con este resultado, se llevaron el tetracampeonato en la categoría. En el segundo puesto quedaron Miler Otazo y Hugo Elizeche, con el Mercedes Benz ML 55 V8.
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Por su parte, el piloto de Lolita, Gido Krahn, con su GK 22 GK822, fue el vencedor en la categoría principal de las motos hasta 450 cc., quedando en lo más alto del podio para ser el mejor del año. Enrique Giumaressi (KTM 450), con gran esfuerzo, finalizó segundo.
Esteban Pardo e Ignacio Roa, con su UTV Can Am Maverick X3 XRS, fueron los ganadores de la T3.1 Turbo, en una gran lucha que protagonizaron junto a Fernando Bernal, padre e hijo, y Óscar Santos-Mirna Pereira, quienes fueron segundo y tercero.
Ezequiel Samudio (Honda CRF) fue el único piloto de entre cinco participantes entre las motos del Grupo N hasta 250 cc., que concluyó esta complicadísima prueba.
En la T1 Diésel, la victoria fue para el binomio de Mark Hicks y Giovanni Gill (Mitsubishi Montero) y en la T1 N Nafta /Diésel, el triunfo correspondió a Pichu y Kikito Garófalo, con la Nissan Patrol.