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Desde sus comienzos en el deporte motor, en la década del 90´, se fijó como firme objetivo llegar a la gloria, por lo que se encargó de formar calificados equipos con protagonistas altamente representativos, arrancando por los preparadores, mecánicos, jefes de equipo, colaboradores, entre otros, llevando para el efecto en la butaca derecha, a navegantes con los cuales desafiaría a la región occidental con el máximo de sus esfuerzos, individuales y colectivos.
En 1997, con Víctor “Figu” Aguilera de copiloto, realizaría uno de los primeros intentos al mando de un auto del Grupo A, un verdadero pura sangre de la época, el Lancia Delta HF Integrale, que mucho rodó en el suelo chaqueño pero que nunca pudo llegar a lo más alto del podio.
En 1998, también con “Figu” y el Lancia, buscaría nuevamente aquellas extensas picadas, como la tradicional 14 de Mayo y sus más de 80 kilómetros bajo el reloj, junto a los siempre tan exigentes bados con “talcales”, como los del Cañadón Santa Rosa, entre otros tantos tramos que forman parte de la rica aventura que significa cruzar el Puente Remanso.
Posteriormente, en 1999, esta vez con Miguel Farías de navegante y por última vez con el auto del fabricante italiano, haría una vez más fuerzas por lograr el sueño, que no lo alcanzó en aquella edición a pesar del intento, pero que llegaría sacrificadamente unos años más tarde.
En 2001, nuevamente con el menor de los “Aguilera”, Víctor, a quien quería como él lo describía: “Como si fuera un hijo...”, Gorostiaga llevaba como principal arma a esa edición al Toyota Corolla WRC, que salió disparado al comienzo pero que sufrió una fuerte estampida del lado del navegante. Así todo “torcido”, continuó en competencia hasta que luego tuvo que abandonar, conociendo posteriormente todo lo acontecido en aquella ocasión, a través de una “épica anécdota” que nos trasmitió pormenorizadamente “Figu”, en una entrevista que hasta hoy día sigue circulando en las redes sociales. Ese año no pudo ser, pero el título ya estaba muy cerca.
Y llegó nomas aquel recordado 2002, en el que “Pancho” y “Figu”, (una dupla trascendental para la historia de la marca nipona en Paraguay, ya que le dio al “Corolla WRC” su primera victoria en el Transchaco Rally), consiguieron triunfar por primera vez en uno de los rallys más difíciles del mundo, año en el que también Gorostiaga y Aguilera, se consagraron como campeones del certamen nacional en la especialidad de la mano de un gran equipo encabezado por el experimentado preparador Mario Laterza.
Cuando ya se llegó a consumar el gran anhelo, Gorostiaga, sosteniendo fuertemente el volante de su Toyota Corolla WRC, con otros colores y un sin fin de golpes en la búsqueda de los límites en cada kilómetro que recorría, buscó un nuevo “compañero de lucha”, y emergió la figura de Eduardo Gómez, con el que tuvo la oportunidad de gritar al cielo campeón no sólo una vez, sino dos veces.
En 2006, un año más que especial para “Pancho”, que tuvo un comienzo accidentado con un muy fuerte fuera de pista en el Rally Trans-Itapúa y tras el cual tuvieron que reconstruirle prácticamente hueso por hueso uno de los pies, tuvo muy poco tiempo de recuperación y aún así, en el estado en el que estaba, respondió a la exigencia de un TCR que fue extremadamente duro en aquella edición. “Edu”, como todos lo conocemos, también en una entrevista hizo referencia a que “Pancho” le había dicho esa vez que “su vida ya no iba a ser igual” después de ganar, nada más y nada menos, que el Rally del Chaco, circunstancia esta que Gómez, emocionado casi siempre al recordar este momento, lo atesora cada día más.
Al año siguiente, en 2007, los mismos intérpretes (Francisco y Eduardo), aferrados cada vez más fuerte del Toyota Corolla WRC, al cual ya le conocían no sólo cada “milímetro de pintura” sino que eran conscientes de las fortalezas y debilidades del mismo, emprendieron el ya conocido camino de la victoria, rumbo al Chaco paraguayo, con las mismas ansias de antes, pero con mayor experiencia, registrando una vez más sus nombres en ese listado de ganadores, haciendo el “bi” con el Toyota Corolla WRC, luego de una gran carrera en la que fueron imbatibles.
Francisco “Pancho” Gorostiaga, nacido un 2 de abril de 1964, lastimosamente un 18 de noviembre de 2010, a la edad de 46 años, falleció tras sufrir un accidente cardiovascular durante unas pruebas médicas, dejando paralizado a todo el ambiente motor ante un evento verdaderamente inesperado. Fue despedido en un día gris, nublado y con lluvia, acompañado por los fanáticos, amantes del deporte motor y por quienes lo querían, apreciaban y respetaban, dejando una memorable frase que la hizo suya en gran parte de su carrera deportiva, y que hoy día la vemos, incluso “ploteada o pintada” en algunos autos de carrera o camionetas de auxilio, que decía: “...DONDE TODOS FRENAN, YO ACELERO...”
Así recordábamos fragmentos de las hazañas logradas por el piloto Francisco “Pancho” Gorostiaga en este TBT, como un homenaje póstumo al mismo, y en vida, a quienes supieron llevarlo por la senda del triunfo, Víctor “Figu” Aguilera y Eduardo “Edu” Gómez., esperando que hayan disfrutado al máximo. Será hasta el próximo jueves, con más de las historias del Transchaco Rally, palpitando ya una nueva edición de la prueba madre más importante de Paraguay.