Andrea Lafarja pilotará una camioneta que compite con todas las especificaciones de la clase T1+; y no es una Toyota normal y corriente. El vehículo lleva un impresionante motor V8 aspirado de 5 litros bajo el capó y entrega 350 a 360 caballos de fuerza, que el equipo ha venido desarrollando en las últimas temporadas antes de suministrar la nueva motorización que se justifica con los reglamentos, una V6 turbo alimentada con la cual compiten en la actualidad los pilotos de élite del Toyota Gazoo Racing.

La camioneta tiene un formidable chasis tubular Hallspeed del año 2018, con una carrocería de Kevlar Overdrive. Su unidad de potencia es un motor Lexus RCF que cuenta con una caja de cambios secuencial Sadev de 6 velocidades con embrague AP Racing y diferenciales también de la línea Hallspeed.

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Una de sus principales armas; sin dudas, la suspensión. Esta Hilux cuenta con suspensión independiente atrás y adelante, con dos amortiguadores por rueda Reiger con un recorrido de 280mm. Sus frenos delanteros y traseros son Powerbrake de 6 pistones refrigerados por agua; mientras que, en lo que tiene que ver con su alimentación, este vehículo cuenta con un tanque de combustible de 500 litros de la marca Premier. Su sistema eléctrico cuenta con una gestión de motor Motec M1, pantalla central Motec C187 y pantalla del conductor Motec C125.

La máquina lleva escrita en el guardabarros de puño y letra de Andrea Lafarja la frase: “PARAGUAY TE AMO” y una firma estampada con un marcador negro -Andrea- que se abrocha al sentimiento con un corazón dibujado a mano alzada, pero que refleja la sensibilidad de la deportista compatriota.

Ayer verificaron los componentes del equipo de Andrea Lafarja y Ashley García. Para hoy viernes se tienen marcadas las pruebas previas al prólogo que se celebrará mañana.

“Camellos de fuerza”

En esta edición del Dakar la organización ha decidido hacer un vivac global que incluya a todos los involucrados. Es decir, que en el vivac duermen, entrenan, trabajan y esperan la hora de la competencia absolutamente todo el mundo. Desde los encargados de la logística y la limpieza, hasta los pilotos están en el vivac conviviendo las horas previas al inicio de la prueba.

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David Castera nos comentó que unas 3.200 personas, aproximadamente, están en el vivac en estos momentos. Sin dudas, este lugar es como una pequeña “ciudad dakariana”, en donde todos parecen que tienen una función específica que cumplir y se reúnen solamente unos minutos para el esparcimiento en ocasión de las comidas en el catering del evento.

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Comentaron que el año pasado estuvieron involucrados 60.000 efectivos, entre policías y militares. Si bien admiten que no se ha doblado la cantidad de personal afectado en la seguridad del evento, se calcula que unos 20.000 efectivos estarían trabajando para ese efecto. Un “numerazo”; que no sorprende, pues la seguridad fue un ítem fundamental en esta edición del Dakar.

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Julio Estanguet es un piloto argentino de cuadriciclo que había anunciado que esta sería su última presencia en la prueba dakariana. Sin embargo, eso no va a ser posible, ya que el piloto había llegado el día miércoles a la mañana y a la tarde comenzó a sentir un dolor en la pierna derecha. Posteriormente fue asistido y evacuado inmediatamente a un centro asistencial con una trombosis en la pierna derecha que lo deja fuera de competencia, aún antes de que ella se inicie. Una pena.

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Mucha gente asistió anoche al fogón frente al catering para pasar unos momentos de esparcimiento con los demás integrantes de su equipo. El tradicional fogón fue encendido y todos quedaron contentos por lo acogedor del lugar, que le dio calor a una noche fría de unos 14 grados aproximadamente.

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Rubén Brítez es el nombre de un mecánico paraguayo que actualmente trabaja con el equipo South Racing. En los próximos días, charlaremos con él, sobre su presente y su futuro en el mundo del motorsports.