LOS GRANDES DE AYER EN EL RECUERDO: Osvaldo Pangrazio

Año 1976. Por el club Presidente Hayes, Osvaldo Pangrazio hacía sus primeros partidos y al siguiente año debutaba ante el Olimpia, club este en el que posiblemente no pensaba que algún día iría a jugar. El Fortín de Tacumbú le brindaba todo el apoyo, dándole la oportunidad de vestir esa casaca albirroja con las estrellitas.

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En ese lapso de dos años, y descendido el club, tuvo una tentadora oferta para enrolarse a la Academia, de donde salieron jugadores de la talla del extraordinario Arsenio Erico y Vicente Sánchez, entre otros inolvidables del club albo de barrio Obrero. Esto ocurría en el año 1978 y el inconstante ‘‘9’’, certero en la cabeza, duro en el choque, esperaba ir a otro club. Y fue progresando y ganando preponderancia en su juego. Un hombre de área, de choque y goles.


AL EXTRANJERO Y AL REY DE COPAS

‘‘Del club Nacional fui transferido al Veracruz de México (1980) y de ahí al siguiente año pasé al Deportivo Pereira. Recuerdo que estaban conmigo Alcides Sosa y Mario Rivarola (ambos ex Olimpia)’’, pero tuvo que volver ‘‘para proseguir mis estudios en la Facultad de Medicina, o iba a perder mi ingreso’’, explicó. Y ese mismo año vistió la casaca aurinegra de Guaraní (1981), de donde al siguiente año cumpliría otro gran sueño: ‘‘Jugar en el Olimpia’’. Ahí ganaría preponderancia por su presencia física en el área y su buen cabezazo.

‘‘En el Olimpia encontré lo que quería como futbolista. Tuve la fortuna de ganar cuatro campeonatos, estar en copas Libertadores de América y completar seis años ahí’’, puntualizó. El corpulento Osvaldo Pangrazio ya formaba parte de la élite campeona del Decano del fútbol paraguayo, en donde ni habrá pensado estar alguna vez ante el equipo contra quien debutó jugando por el Presidente Hayes y ser marcado por el gran Alcides Sosa, quien sería luego compañero en el Olimpia. Por eso es que este fútbol tiene sus cosas hermosas y le depara a uno fantasías, algunas de las cuales luego se vuelven realidad.


FUTBOL, GOLES Y MEDICINA

Su juventud, su fortaleza y su deseo de superación los brindó al fútbol y al estudio. Supo complementar ambas cosas, que a muchos se nos vuelve a veces difícil. Y buscó algo que guarda relación al fútbol, porque un futbolista debe tener la atención de un médico y un especialista en esas delicadas lesiones traumatológicas. El doctor Osvaldo Pangrazio sigue ligado al fútbol, pasión de multitudes y deseo de todo niño sano. Sigue atado a todo lo que atañe a este menester y para ello tuvo que viajar a especializarse a Alemania, retornando con más sabiduría en esta que es su profesión actual. ‘‘Porque supe valorar ambas cosas, el fútbol y la medicina’’, nos dijo con esa sonrisa que siempre tiene para todos. Alegre, ameno y conversador. Sí señores, es el doctor Osvaldo Pangrazio Kullak, el que jugó también al fútbol, marcó estupendos goles de cabeza, fue campeón con el Olimpia, el tricampeón de América. El que no quiso dejar sus estudios y acompañó ambas cosas desde su juventud. Un ejemplo latente para muchos.

ALGO MAS PARA CONTAR

Osvaldo Pangrazio Kullak nació en Asunción el 7 de noviembre de 1957 (en el barrio Sajonia). Casado con Patricia Sticker (de nacionalidad alemana), con quien tiene dos hijas: Ana Valentina (8, nacida en Alemania) y Ana Catalina (4, nació en Asunción).
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Inicio: Club Presidente Hayes (1976 y ’77). Debut en Primera: ‘‘Ante el Olimpia, en 1977. Fue el último partido y ya estábamos descendidos’’, acotó. Otros clubes: Nacional (1978), Veracruz de México (Primera División, 1980), Deportivo Pereira de Colombia (1981), Guaraní (1981), Olimpia (1982 al ’87) y Cerro Porteño (‘88), ‘‘por 6 meses para jugar la Copa Libertadores de América’’.
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Títulos: Club Olimpia (1982, ’83, ’85 y ’86). Característica: Un ‘‘9’’ duro, fuerte y con presencia en el área. Excelente cabeceador. Estatura: 1,88. Peso: 82 kilos.
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Actualidad: ‘‘Trabajando en la profesión de médico-traumatólogo, en forma privada. Por la tarde atiendo en Medical Center y por la mañana hago operaciones en el Sanatorio Migone o en el San Roque’’, comentó.
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Osvaldo Pangrazio es médico recibido en el año 1986 y en 1988 se trasladó a Alemania para especializarse en traumatología y ortopedia en la ciudad de Bochum, retornando en enero del ’97, cuando se acopló al cuerpo médico del plantel del Olimpia (1997 al ’99), ‘‘alejándome luego para dedicarme exclusivamente a mi profesión’’, aclaró.
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También es presidente de una fundación que tiene su sede en Suiza, la AOAA, y secretario científico de la Sociedad Paraguaya de Traumatología. Se encarga actualmente de la organización del congreso que se realizará en nuestro país en el 2004.
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Es un ejemplo para los jóvenes, porque jugando al fútbol y estudiando pudo cristalizar dos sueños. Un sacrificio válido para sobresalir, ‘‘y ser algo en la vida. Conformar una feliz y hermosa familia, servir al prójimo y agradecer a Dios, por todo lo que hasta ahora me dio’’, afirmó.
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Viajó a Alemania al dejar el fútbol profesional para especializarse y el tránsito a ese destino fue también gracias al fútbol: ‘‘En 1987 llegó a Paraguay un grupo de jugadores Senior’s que estaba recorriendo América del Sur. Ellos eran de una fábrica y llegaron con el dueño de la misma (también jugaba). Jugaron ante Cerro Porteño y Olimpia. Recuerdo que una noche, en el Olimpia, cuando compartíamos con ellos una cena, Hugo (Talavera) se acercó y me dijo que hablara con el médico de la delegación, ya que yo estaba estudiando el idioma alemán porque pensaba viajar para mi especialización. Entablamos conversación e hicimos una buena amistad y por ahí me invitaron, cuando se enteraron de que pensaba viajar a Alemania. Viajé con ellos y me quedé estudiando. Se portaron maravillosamente conmigo y gracias a esa gente pude conseguir lo que anhelaba, retornando luego de 10 años, acompañado ya de Patricia (su esposa alemana) y Ana Valentina (primera hija)’’, historió.
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Lo que hace el fútbol y la amistad. Al doctor Pangrazio le sirvió de mucho, gracias al deseo de superación que siempre invirtió en su vida. Con el 9 en la espalda, como hombre de área, fuerte, agresivo y buen cabeceador, logró llegar al éxito a base de sacrificio y dedicación.
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¿Un gol inolvidable? ‘‘El que lo hice al América de Cali en el ’83, para empatar en el último minuto de juego (Copa Libertadores de América) de cabeza ante un centro del Rafa-Gol’’, recordó.
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¿Tu mejor momento? ‘‘En el año 1982 (con Cubilla) y en el ’83 (con Markarián), cuando conseguía mis dos primeros títulos en el Olimpia’’, enfatizó.
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Hoy ya no marca goles de cabeza, pero sigue atendiendo esas delicadas lesiones que a veces tiene el jugador de fútbol.
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