“Es uno de los días más tristes de mi vida. Me toca abandonar mi propia tierra, Tuluá, por ser víctima de extorsión de un grupo de antisociales. Mi familia fue amenazada delante de mí, mi padre, mis hermanas”, dijo Asprilla en un comunicado publicado en su página web en la noche del martes.
“Dediqué toda mi vida a representar a mi país en el exterior, a darle alegría a mi pueblo colombiano, cuando por fin me dispongo a descansar, a retomar mi tiempo perdido con los míos, soy obligado a salir por la puerta de atrás de mi propio pueblo”, se quejó el exfutbolista, que jugó con la selección Colombia en los mundiales de Estados Unidos-1994 y Francia-1998.
Tras la denuncia, el director de la Policía de Colombia, Rodolfo Palomino, pidió al departamento antiextorsión que se pusiera al frente del caso.
La Policía de Valle del Cauca, el departamento donde se encuentra ubicada Tuluá, dijo a su vez el miércoles en un comunicado que “está liderando una investigación contra los responsables de este hecho y se le está brindando seguridad a la familia” de Asprilla.
Asimismo, las autoridades informaron que están ofreciendo una “recompensa de hasta 115 millones” de pesos (unos 50.000 dólares) por el delincuente señalado como responsable de las amenazas contra Asprilla, alias “Porrón”, líder de una banda criminal de la zona.
La extorsión es una de las actividades delictivas que más afecta a los ciudadanos en Tuluá y otras zonas de Valle del Cauca, según se ha denunciado, tras conocerse el caso de Asprilla.
Precisamente, el coordinador residente y humanitario de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, dijo el martes a periodistas que la extorsión se ha convertido en un tema “muy preocupante” en el país.
“Hay un tema muy preocupante, que es el tema de extorsión, hay muchos testimonios de un incremento en extorsiones”, dijo Hochschild, asegurando que éstas afectan incluso a los más pobres a quienes grupos armados cobran “impuestos” ilegales por cualquier motivo.