En su lugar ocupará la presidencia el vicepresidente deportivo, Josep María Bartomeu, quien, después de que la junta lo ha decidido por unanimidad, finalizará el actual mandato, hasta el 30 de junio del 2016.
Rosell comunicó su decisión a sus directivos esta tarde y, después, la anunció a los medios de comunicación en una repleta sala de prensa del Camp Nou, donde ha leído un comunicado razonando su adiós, durante cinco minutos, tras el cual no ha admitido preguntas.
Se ha consumado así un hecho que ha causado un gran impacto en el barcelonismo desde esta mañana, cuando se ha conocido que Rosell meditaba su adiós por considerar incompatible su cargo con una posible imputación en el caso Neymar.
Rosell abandona la presencia cuando aún le quedaban dos años y medio de mandato, por sentirse agotado y enfadado por los constantes ataques que, en su opinión, recibe el club en el ámbito judicial, aunque la razón fundamental es la incompatibilidad que existe entre la presidencia y una eventual imputación judicial, que podría desprenderse de la querella que ha admitido a trámite la Audiencia Nacional contra él.
Hace dos días, el juez Pablo Ruz de la Audiencia Nacional admitió a trámite una querella contra Rosell, y que en breve se ampliará a los vicepresidentes Josep María Bartomeu y Javier Faus, como ha anunciado recientemente el abogado Felipe Izquierdo, que lleva el caso del socio querellante, Jordi Cases.
Además, en su comparecencia, Rosell ha subrayado que no se sentía cómodo con los ataques que ha estado recibiendo por anónimos, así como su familia.
Tras su renuncia, Rosell pone punto y final a tres años y medio como presidente, y deja al frente de la institución al vicepresidente Bartomeu, quien deberá pilotar el club hasta final del mandato, por lo que se desvanece la idea de adelantar elecciones para este verano.