Revancha en la final

CHICAGO. Chile accedió a su segunda final consecutiva de la Copa América, en la que defenderá el título ante Argentina, al derrotar a Colombia por 0-2 con un vendaval de juego en los primeros once minutos.

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Los chilenos hicieron los dos goles en un abrir y cerrar de ojos, por medio de Charles Aránguiz y José Pedro Fuenzalida, y después se dedicaron a amarrar el resultado ante una Colombia que no consiguió reaccionar y que se quedó con diez jugadores por la expulsión de Carlos Sánchez al comienzo de la segunda parte.

El partido estuvo interrumpido cerca de dos horas y cuarto por un aguacero, que fue muy intenso en algunos momentos y que dejó el césped encharcado, lo que afectó el juego en la segunda mitad.

El campeón de América no sintió la ausencia de Arturo Vidal y fue imparable en los primeros once minutos, tiempo en el que desarboló totalmente el andamiaje del equipo colombiano y abrió una ventaja de dos goles que los pupilos de José Pekerman ya no podrían remontar.

Colombia hizo aguas por las dos bandas, donde se crecieron Alexis Sánchez y Fuenzalida -que hoy cumplió funciones de extremo izquierdo- y ambos participaron de forma decisiva en los dos primeros goles.

En una internada de Fuenzalida a los seis minutos surgió el primer gol; el extremo centró al área y el colombiano Juan Guillermo Cuadrado, fallando en el despeje ante la presión de Alexis, cedió de cabeza a Aránguiz, que remató a bocajarro a gol.

Cinco minutos después fue el propio Fuenzalida quien envió a las redes un rechace, tras un tiro a la cepa del poste de Alexis Sánchez.

La abrumadora superioridad chilena en el arranque del partido hacía presagiar una nueva goleada como la que la Roja asestó a México en cuartos de final, pero entonces el seleccionador José Antonio Pizzi mandó recular a su equipo y tener paciencia.

Ese paso atrás de Chile, con la entrada de Erick Pulgar, le permitió a Colombia adueñarse del balón en el resto de la primera parte, pero el equipo cafetero estaba algo atolondrado y no hallaba el camino del área rival con facilidad.

Chile, con un marcaje intenso, no permitía a su oponente dar el último pase y cada vez que el balón llegaba a James Rodríguez, se le echaban encima tres marcadores rivales.

Tras la larga suspensión del partido, el agua que aún estaba acumulada en el césped dificultó la progresión del juego y obligó a ambas selecciones a recurrir en exceso a pases por alto, lo que truncó el ritmo del encuentro.

La temprana expulsión de Carlos Sánchez mermó aún más las opciones de Colombia, que tan sólo logró crear peligro por medio de un par de internadas de Cuadrado por la banda derecha y un tiro a media distancia de James.

Chile, con más fuelle, equilibró las fuerzas de nuevo en el centro del campo y logró retener la victoria que le lleva de nuevo a una final, doce meses después de haber conseguido su único título continental, precisamente ante Argentina y entonces, jugando como anfitrión.

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