En una extensa carta pública, publicada el jueves, el entrenador argentino puso paños fríos a la catarata de acusaciones y versiones sobre actos de indisciplina de los jugadores del bicampeón de América y asumió una vez más la responsabilidad por la sorpresiva eliminación.
El plantel “ha sido muy bueno, con un ambiente y compañerismo óptimos. No es un camarín inmanejable como han dicho algunos”, señaló el argentino, que calificó como “respetuosos con la autoridad” a sus dirigidos.
Con la derrota en Brasil, que dejó a los chilenos fuera del Mundial, se abrió una caja de Pandora a través de medios de comunicación y redes sociales que puso sobre la mesa supuestos actos de indisciplina y falta de profesionalismo de los jugadores durante su estadía con la selección.
Versiones periodísticas y hasta intervención de familiares de jugadores, como la esposa del portero y capitán Claudio Bravo, instalaron una vez más en Chile el fantasma de la indisciplina. Esos rumores han salpicado en los últimos años a la “generación dorada” de un combinado que ganó su primer título internacional en casa en la Copa América-2015 y repitió el triunfo en la Copa Centenario de 2016.
Pizzi resaltó el “alto nivel y mucha solidez” conseguido en la Copa América-2016 y la Copa Confederaciones, donde la selección chilena cayó con Alemania en la final, y pidió que el orgullo por esos logros no se borre con el mal resultado en las clasificatorias.
El timonel aseguró ser el “principal responsable” del fracaso. El técnico y ex jugador argentino anunció su alejamiento de la Roja minutos después de quedar fuera de Rusia-2018, pero recién esta semana selló su partida entregando a las autoridades de la Asociación del Fútbol de Chile un informe detallado sobre su trabajo con el fin de facilitar la tarea del futuro entrenador.
El argentino Marcelo Bielsa y el chileno Manuel Pellegrini figuran en la lista de favoritos para ocupar el banco de la selección.