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Cástulo Ortega, el popular “Pájaro Campana”, es un personaje que despierta amor y odio (en proporción aproximada de 5 a 95 por ciento). La mayoría dice que no le pone tanta polenta a lo que hace y lo califica de “Pájaro Caigué”.
Antes de su “transformación” como seguidor de la Albirroja, era un fanático del Atlético Tembetary, como lo demuestra la gráfica, en pleno festejo.
Fue una sorpresa encontrarnos con la foto, revisando el álbum del compatriota Juan Portillo Alvarenga, quien vive en Godoy Cruz, localidad pegada a Mendoza y al que fuimos a entrevistar.
En 1995, Tembetary conquistaba el título de la Primera de Ascenso y el amigo Cástulo paseaba su estampa en la Olla azulgrana alentando a los futbolistas rojiverdes, “fuerza ‘prosor’, felicidades”.
En esa época, Ortega era un “fana” tembetaryteño y poco después se convertiría en “Pájaro Campana”.
Para muchos, la “mancha” del ‘Pájaro’ (hasta de mufa lo trataron) fue haberlo visto con cara triste y cero onda en el Mundial Corea/Japón 2002. Allí se juntaron muchas cosas, de acuerdo a las versiones; le dieron su viático y para “asegurar” dejó gran parte del mismo a su esposa, entonces estuvo en suelo oriental con poca vianda.
Además, en las gradas no se le permitió desplazar sus alas para no obstaculizar la visual de los demás, entonces tuvo que quedarse como pollito, sin “transmitir energía” a nuestros mundialistas albirrojos.
La experiencia de viajar para Ortega fue fantástica, pero en materia económica todo había resultado muy complicado, porque hasta por traducción le cobraban en los supermercados. Adquiría lo más económico, pero terminaba abonando mucho más por el gancho de saber “¿cuánto cuesta esto”?
Portillo Alvarenga comentó que Cástulo iba a cada partido del “Tembe” porque tenía un familiar en el equipo. El peluquero era hincha de cabecera del conjunto rojiverde que se mudó de Asunción a Ypané y que actualmente se encuentra en la cuarta y última categoría de nuestro fútbol.