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Olimpia es grande, es parte de la Copa Libertadores. Por eso, no costó golear por la diferencia que necesitaba. En todo momento mereció y aunque recibió dos tantos, tuvo la personalidad, de equipo con esencia copera, de sobreponerse y rápidamente acortar la desventaja. El 6-2 es histórico, es épico y fortalece a un plantel que los últimos años acostumbró a conquistar trofeos. Una revancha al 1-6 en el Beira-Río y al 2-3 en Pueblo Nuevo, resultados que provocaron el enojo y el malestar, comprensibles, de un público exigente, de tradición ganadora.