Portugal se hizo con el primero de sus dos títulos juveniles. Los pupilos de Carlos Queiroz ganaron en semifinales a Brasil (1-0), uno de los grandes favoritos de la competición y en la final a Nigeria (1-0).
Los portugueses sólo anotaron seis goles en todo el torneo, y en cuatro de sus cinco triunfos bastó el marcador mínimo, por lo que su eficacia fue máxima.
El mejor jugador del torneo fue el centrocampista brasileño Bismarck. El elegante futbolista del Vasco da Gama creó buenas asistencias a los delanteros Marcelo Henrique y Sonny Anderson. En 1990 jugó el Mundial absoluto en Italia y en 1993 fichó por el Yomiuri Verdy japonés, en donde sería designado mejor jugador del campeonato nipón.
Portugal, como local, conservó su título gracias a jugadores como Joao Pinto, Rui Costa y Luis Figo. Aunque el equipo de Carlos Queiroz también jugó bien en defensa, ya que sólo recibió un gol. La final frente a Brasil se resolvió en los penales (0-0).
Argentina y Uruguay defraudaron. Los albicelestes terminaron últimos de su grupo con dos derrotas y un empate, y Uruguay sufrió el mismo destino, perdiendo ante España por 6-0.
El mediocampista de contención portugués Emilio Manuel Delgado, “Peixe”, recibió el Balón de Oro del torneo. El jugador del Sporting de Lisboa, tras sufrir algunos problemas con su club, se vio obligado a dejar de jugar durante varios meses, antes de fichar por el Oporto y después por el Benfica.
Brasil logró su tercer título, después de los obtenidos en 1983 y 1985. El trofeo regresó a Sudamérica, que no lo ganaba desde ese 1985. Brilló especialmente el trío ofensivo Adriano-Marcelinho-Gian. En la final contra Ghana, estuvieron en desventaja desde el principio del encuentro, pero empataron en la segunda parte y ganaron en la parte final del tiempo reglamentario (2-1).
El mejor jugador del torneo fue el brasileño Adriano, un hombre fichado por el Neuchatel Xamax suizo antes del inicio del torneo. Gran goleador y centrador, tras una corta estancia en Europa, regresó a Brasil, donde jugó en el Juventude, el Botafogo, el América de Sao Paulo y en el Sao Paulo FC.
El máximo goleador del torneo fue el colombiano Henry Zambrano, empatado a tres tantos con el mexicano Vicente Nieto y el estadounidense Chris Faklaris.
Después de la generación de oro de 1979, Argentina volvió a deslumbrar 16 años más tarde, en Catar, con jugadores como Juan Sorín y Ariel Ibagaza.
El partido determinante de Argentina fue el de semifinales ante una España que había sorprendido por su capacidad goleadora (19 tantos en el torneo) y que contaba con hombres como Raúl González, Iván de la Peña, Joseba Etxebarria (máximo anotador con siete dianas), Fernando Morientes y Míchel Salgado, a los que ganó por 3-0. En la final se impuso a Brasil (2-0). Fue el primero de los tres títulos del técnico José Pekerman, uno de los grandes nombres del banquillo que pasaron por el Mundial Sub-20.
El mejor jugador del torneo fue el delantero brasileño Caio, formado en el Sao Paulo y que luego fichó por el Inter de Milán italiano, al término de la competición. Luego pasó al Nápoles y después regresó a Brasil, para jugar en Santos, Flamengo y en Fluminense.
José Pekerman logró un segundo título mundial y lo hizo de la mano de hombres como Diego Placente, Walter Samuel, Esteban Cambiasso, Juan Román Riquelme y Pablo Aimar.
Sudamérica dominó con claridad este Mundial, puesto que colocó a tres de sus equipos (Argentina, Brasil y Uruguay) en cuartos de final, y a dos (Brasil fue eliminado) en la final, como había ocurrido dos años antes en Catar.
Fue un Mundial en el que los hinchas pudieron ver a muchas futuras estrellas, ya que además de los mencionados jugadores argentinos en aquella edición estuvieron el inglés Michael Owen, los franceses Nicolas Anelka, William Gallas, Thierry Henry, Mikael Silvestre y David Trezeguet, y los uruguayos Nicolás Olivera y Marcelo Zalayeta.
Los franceses fueron eliminados en cuartos de final por los uruguayos, que perderían en la final con Argentina.
Brasil obtuvo el récord de mayor número de goles marcados en un partido del Mundial juvenil, arrollando a Bélgica por 10-0 en octavos de final.
Los españoles pusieron en tierras africanas fin a la supremacía de los sudamericanos. En las tres competiciones anteriores, Argentina y Brasil se habían repartido el trono de la competición, pero la Rojita terminó con esa tendencia. Con dos buenos porteros que se alternaban como titulares (Iker Casillas y Daniel Aranzubia), un gran defensa, Carlos Marchena, un organizador privilegiado como el barcelonista Xavi Hernández y un goleador eficaz como el gallego Pablo Couñago (5 tantos, Bota de Oro), España goleó incluso a Japón en la gran final (4-0).
Como mejor jugador del torneo fue designado el centrocampista maliense Seydou Keita, ex del Marsella, Sevilla y Barcelona.