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Después de experimentar en diferentes torneos de la FIFA y en las ligas de Italia y Alemania la temporada pasada, el VAR se podrá usar en cuatro escenarios de un partido: tras un gol anotado, en caso de penal, tarjeta roja, o error directo sobre la identidad de un jugador advertido o expulsado. “Se trata de evitar errores importantes y obvios, no de rearbitrar con la tecnología. El objetivo nunca ha sido controlar cada incidente menor, y siempre habrá casos en que diferentes opiniones sean posibles”, explicó en abril Pierluigi Collina, presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA.
En Rusia 2018, 13 árbitros oficiarán exclusivamente desde de las pantallas de control, y algunos de los 35 seleccionados para arbitrar sobre la cancha también se pasarán al VAR para uno o más partidos. Entre los árbitros, la herramienta se percibe mayormente como un activo. “El VAR puede ser nuestro mejor amigo, ya no es posible cometer un error crucial, y si me corrigen es una ayuda”, asegura el holandés Bjorn Kuipers. Sigue preocupando la falta de experiencia de algunos árbitros que rara vez se han topado con el dispositivo antes del Mundial. “Todos los árbitros citados han participado en varios torneos en los que se utilizó el videoarbitraje”, defendió el representante francés Clément Turpin durante una reunión a principios de mayo con varios medios, incluida la AFP.
Después del VAR, viene el VOR (Video Operation Room), la sala de operaciones de video donde se instalarán los asistentes –y serán numerosos–, además de cuatro operadores técnicos. “Habrá cuatro responsables de video. El VAR principal se comunicará con el árbitro central y le sugerirá que venga y compruebe las imágenes”, expone Roberto Rosetti, responsable del proyecto VAR para la FIFA. La FIFA también ha optado por un único centro operativo, como en la Bundesliga, que se instalará en Moscú y se conectará con todos los estadios a través de una red de fibra óptica.
La cuestión del fuera de juego es una paradoja: la contribución del video es fácil de gestionar para los árbitros, pero el aspecto tecnológico sigue siendo extremadamente complejo. “Los jugadores están muy preparados, van tan rápido que ahora podemos decir si realmente tengo una duda, dejo ir al jugador y si marca, comprobaremos el video. Elimina la presión”, explica Cyril Gringore, asistente de Turpin.
Desde un punto de vista técnico, el Mundial se beneficiará de dos cámaras adicionales, exclusivamente dedicadas al fuera de juego, “instaladas en altura para reforzar un punto de vista que, pese a las otras 33 cámaras, no se cubría de manera óptima”, explica Sebastian Runge, director del Grupo de Innovación Tecnológica de la FIFA. Además, se inaugurará un sistema de triangulación que incorporara el 3D a la difícil toma de decisiones relativa al fuera de juego.
Consciente de la importancia de la comunicación con los espectadores, la FIFA ha establecido un sistema de información a través de las pantallas gigantes en los estadios. “Un delegado de la FIFA tendrá acceso a lo que ven y escuchan los VAR, y con una tableta que se ha desarrollado, podrá enviar información a los comentaristas y responsables de las pantallas gigantes”, resume Runge. “No se emitirá ninguna cámara lenta antes de tomar la decisión, no queremos que el árbitro sea influenciado por la multitud”.