Martino y el sueño americano

ATLANTA. Tras entrenar a Lionel Messi en el Barcelona y en la selección argentina, Gerardo Martino decidió hace dos años emprender la aventura americana. Del otro lado aguardaba el Atlanta United, un proyecto recién fundado.

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Y luego de solo dos temporadas, el Tata ha recordado a aquel técnico que deslumbró en el banco de Newell’s y Paraguay. Cuando en 2014 el comisionado de la MLS Don Garber anunció que Atlanta sería el nuevo equipo de expansión de la competición, Martino luchaba con el Barcelona por ganar la Liga.

Pero los resultados no fueron los esperados y abandonó el barco blaugrana rumbo a su selección luego de la marcha de Alejandro Sabella tras caer en la final del Mundial de Brasil-2014. En 2015 y 2016, Chile se cruzó en su camino, sucumbiendo en la última instancia de las Copas América de esos años.

Su estrella, tras un arranque de carrera celestial, comenzaba a extinguirse poco a poco, con cada final perdida. Entonces decidió apostarlo todo a Estados Unidos y la jugada ha dado réditos. Un teórico paso atrás, dos pasos prácticos hacia adelante.

Martino se hizo cargo durante el verano boreal de 2016 del Atlanta United, que iba a estrenarse en la MLS con un proyecto ambicioso, con la construcción de un nuevo estadio a la vuelta de la esquina y con dinero para sentar las bases de un equipo campeón.

De entre todos los candidatos posibles, el Tata fue el elegido para ello. Y, dos años después, pase lo que pase en su último juego como su DT en la final de la competición ante el Portland Timbers, ha cumplido con creces.

“Acorde con su reputación, (Martino) ha sido un líder increíble y nos ha colocado en una situación de grandes éxitos de aquí en adelante”, señaló el presidente del equipo Darren Eales al anunciar su marcha a finales de octubre.

“Tata se marchará dejándonos maravillosos recuerdos de nuestros primeros años y siempre tendrá un lugar especial en nuestros libros de historia”, añadió el máximo dirigente.

Martino fue nombrado esta campaña “Mejor Entrenador” de la MLS luego de llevar a los suyos al segundo puesto del Este en temporada regular antes de lanzarlo hasta la final en su segunda campaña. En la primera sentó los cimientos, con el venezolano Josef Martínez y el paraguayo Miguel Almirón como sus capataces dentro del campo.

En esta segunda, su obra dio un paso al frente: el Atlanta batió todos los récords de asistencia para un partido de la MLS, superando asiduamente los 70.000 espectadores, y elevó el valor del equipo a cotas inusitadas.

No en vano, el United es el equipo más valioso de la liga, según la revista Forbes, con un valor estimado en 330 millones de dólares. “Creo que es una de las más grandes historias de un equipo de expansión en la historia del deporte profesional”, subrayó en Forbes Don Garber. Y es, en gran parte, gracias a Martino.

Martínez ganó el premio al “Jugador Más Valorado” del curso y batió el récord de goles en una temporada regular, con 31 tantos; Almirón finalizó segundo en el galardón y hasta cinco de los 20 jugadores que más camisetas vendieron jugaron este año en el Atlanta.

Crédito al Tata, que se sentará por última vez en el banco de su equipo ante el Timbers. Una despedida que espera sea más feliz que las últimas antes de encarar, según todo parece indicar, el difícil banco de la selección mexicana.

“Son muchas finales en los últimos años y soy un agradecido. También es cierto que me ha tocado perder mucho más de lo que me ha tocado ganar pero cuando uno tiene la tranquilidad de revisar el trabajo realizado no puede otra cosa que sentirse orgulloso por haber estado en lugares de privilegio”, señaló durante la semana.

“(Estoy) muy ansioso por tener este partido en casa. (Estamos) muy contentos por la recompensa que hemos tenido de jugar esta final después de dos años duros de trabajo y sobre todo de poder hacerlo delante de todos nuestros fans, que es lo más importante. Una gran culminación para estos dos primeros años de vida del Atlanta”, dijo el jueves en conferencia de prensa.

Martino es ya historia viva del United. Y de Atlanta. Sus habitantes le reconocen sus méritos y lo idolatran. Sus dirigentes se deshacen en elogios hacia él. “Esto no es un adiós, esto es un gracias”, diría la ciudad si pudiera hablar, repitiendo las palabras del escritor estadounidense Nicholas Sparks. Y el Tata respondería lo mismo.

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