Mientras el equipo rumano creaba pocas ocasiones, los espectadores en el Estadio Nacional de Bucarest disfrutaban con la noticia de que Holanda se adelantaba en el marcador ante Turquía, acercándose así Rumanía a la segunda plaza.
Los bálticos dieron un primer aviso en el minuto 17 tras un disparo de Vassiljev, que pasó rozando la pelota el poste derecho del guardameta Tatarusanu.
Rumanía intentaba llegar al área contraria sin éxito, hasta que el atacante Stancu recibió una falta que el colegiado sancionó con un penalti, que fue transformado por Marica en el minuto 30.
Estonia, que se desplazó a la capital rumana con la idea de marcharse con un empate, cambió su esquema de juego y se lanzó al ataque, llegando a tocar más la pelota, lo que abrió espacios.
Los hombres de Piturca aprovecharon esos huecos para crear jugadas de peligro, como un cabezazo de Marica que obligó al portero Pareiko a estirarse para despejar el balón hacia fuera.
El atacante del Getafe disfrutó de unos minutos espectaculares al chutar una pelota que salió desviada por poco de la portería y al asistir a su compañero Tanase con un balón que acabó bloqueando la defensa báltica.
En la reanudación, ambas selecciones realizaron cambios para imprimir un juego distinto, pero la tónica del partido continuó siendo la misma que en la primera, aunque con mayor ímpetu de los rumanos.
Marica, la estrella del partido, cabeceó un balón a pase del extremo Matei subiendo el segundo tanto de la victoria y certificando el buen estado de juego de Rumanía, que vuelve a soñar con disputar un Mundial de nuevo.