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El portero alemán de 24 años, convocado para el Mundial de Rusia 2018 por la selección de su país, tuvo una noche negra en el Olímpico de Kiev.
Primero le regaló el balón a Benzema para abrir el marcador y luego se le escapó la pelota tras un bombazo de Bale que terminó siendo el 3-1 definitivo. Tras el final del compromiso, el joven cancerbero se acercó a su hinchada y les pidió perdón por su pobre desempeño.