Con Bellingham asumiendo el liderazgo del equipo ante la ausencia de Vinícius Jr., tras marcar el primer tanto del triunfo madridista, encontró el movimiento de Güler al espacio para asistirle en el segundo. De la bronca a la celebración y un abrazo eterno posterior cuando el turco fue sustituido en los últimos minutos y Jude ya estaba en el banquillo con una molestia muscular. Lo abrazó con los brazos y las piernas en un claro gesto de amistad para dejar en el olvido la discusión tras la reacción esperada del Real Madrid.
Dani Olmo, mellado
Una acción fortuita, cuando al intentar girarse Dani Olmo fue frenado con falta y en la caída se golpeó con la parte trasera de la bota de Marc Bartra, le hizo perder la funda de un diente. Rápido notó el centrocampista del Barcelona que el impacto le había provocado la caída de un diente. Lo buscó en el césped, lo encontró y acabó tirándolo en una acción que provocó la broma de Lamine Yamal en el túnel de vestuarios en los últimos instantes del descanso.
Aguantó Olmo hasta el minuto 60 en el campo, jugando con un diente menos en una imagen peculiar de uno de los responsables del gran inicio de temporada del equipo de Hansi Flick, cuyo bajón de rendimiento lo ha acusado un líder que ve amenazada su posición. En los compases finales dejó escapar el triunfo ante el Betis en el Benito Villamarín.
El golazo de Griezmann
La novena victoria consecutiva de un Atlético de Madrid lanzado tuvo a Antoine Griezmann como gran protagonista. Su doblete, su fe hasta el último suspiro, levantó un partido que el Sevilla tenía, por momentos, encarrilado 1-3 a la hora de partido. Media hora final que invita a soñar con todo a la afición rojiblanca.
El doblete de su gran referente, que ha mejorado según ha crecido el equipo de Diego Simeone en la temporada, desató la locura en el Metropolitano, donde nunca se deja de creer y en una noche fría se mantuvo la esperanza hasta el tiempo añadido cuando Griezmann hizo un gol de elegido. El control con el exterior del pie derecho para sortear al defensa rival que se lanzó intentando cortar el pase. El zurdazo lanzándose al césped, con el corazón, arriba, imparable, para situar al Atlético de Madrid en la pelea por LaLiga con Barcelona y Real Madrid.
La desesperación de Mestalla
Tras el impacto emocional, la tristeza colectiva y el ambiente vivido en el regreso del fútbol a Valencia después del devastador paso de la dana, el segundo encuentro en Mestalla devolvió al valencianismo a una realidad difícil de digerir. Tras caer con la peor de las imágenes posibles ante el Rayo Vallecano, sin mostrar orgullo los jugadores de Rubén Baraja, la afición perdió la paciencia.
Es el peor Valencia de la historia con ocho derrotas, cuatro empates y tan solo dos triunfos, penúltimo clasificado. Provocó cánticos durante el partido que cambiaron de rumbo. De Peter Lim a pedir la marcha de Baraja y a acusar de "mercenarios" a unos jugadores a los que gritaron no merecen la camiseta. El ambiente tenso provocó que buena parte de la plantilla acabase pidiendo perdón y acudiendo al fondo de la grada de animación para escuchar al aficionado con el dolor de no estar a la altura.
El estreno de Diego Conde en San Mamés
No guardará un buen recuerdo Diego Conde de su primer partido en uno de los templos del fútbol español, San Mamés. Seguramente el tiempo le dará la oportunidad de revancha pero el estreno del portero del Villarreal no pudo dejar peores sensaciones en la derrota y se tuvo que marchar del encuentro lesionado.
Realizó una mala salida en un saque de esquina, de la que sacó provecho Aitor Paredes para marcar de cabeza el primer tanto del partido. Y en la acción del segundo, en la carrera de Iñaki Williams, en el intento de sacar el disparo raso centrado, al portero madrileño se le quedaron los tacos clavados al césped y su pierna hizo un extraño que provocó que se dañase la rodilla. El gesto del goleador, interrumpiendo su celebración para ver el estado del portero, y de la afición del Athletic Club, aplaudiendo con cariño la retirada del campo del rival, gestos de señorío en un momento duro de un deportista.