Con una hora de retraso en el cronograma previsto, la plantilla de Racing llegó al Aeropuerto Pistarini de Buenos Aires y, desde la misma pista se subió a un autobús descapotado que atravesó el centro de la capital, pasó por el epicentro de los festejos en el Obelisco, y luego terminó en la ‘Casa de la Academia’ en Avellaneda.
Al igual que el sábado luego de la conquista del título, más de 25.000 aficionados, según cálculos de las autoridades, acompañaron todo el recorrido, que fue escoltado por la policía.
Con más de 400 policías, carros hidrates y hasta dos helicópteros se buscó que todo el desfile de los jugadores y el cuerpo técnico transcurriera a la vista de los simpatizantes.
La caravana celeste y blanca evitó la lluvia porque luego de recorrer el centro llegó a Avellaneda y, como en un guiño del destino, cuando Gustavo Costas y sus dirigidos entraron en la ‘Casa del Campeón’ se desató un temporal.
Racing Clug conquistó su cuarto título internacional en 121 años de historia.