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Gastón Martirena a los 15′, Adrián Martínez a los 20′ y el colombiano Roger Martínez en el quinto minuto adicionado por el árbitro uruguayo Esteban Ostojich le dieron el triunfo al equipo entrenado por Gustavo Costas, todo un símbolo de Racing.
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Kaio Jorge, a los 52′, había achicado distancias en el marcador para los dirigidos por Fernando Diniz, de fugaz paso por la selección brasileña, pero no fue suficiente y celebraron los miles de fanáticos de la “Academia” que dijeron presente en el estadio General Pablo Rojas, conocido popularmente como La Nueva Olla.
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Miles más que no pudieron viajar hasta Asunción, celebraban en las calles de Buenos Aires y, obviamente, en las de la localidad de Avellaneda, en la periferia sur de la ciudad, donde los clásicos rivales de Independiente optaron por guardarse para evitar la fiesta “enemiga”.
Después de 36 años
Y cómo no celebrar si pasaron 36 años desde la última consagración de Racing Club a nivel internacional hasta ayer, que conquistó su séptimo título de la historia en ese rubro tras haber sido campeón de la Copa Libertadores por primera y única vez en 1967.
Eran los tiempos del “Equipo de José” como cantaban sus hinchas al aludir al entrenador Juan José Pizzuti, que lo llevó a convertirse en el primer equipo de argentina en celebrar en la Copa Intercontinental, luego devenida en el Mundial de Clubes y que antiguamente enfrentaba a los campeones de América con los de Europa (por entonces era el escocés Glasgow Celtic).
Costas era la mascota
De aquel equipo histórico, el actual entrenador Costas era la “mascota” y hoy el destino le permitió volver a celebrar con el club de sus amores frente a un rival ante el cual había festejado como jugador de Racing en la Supercopa de 1988.
Costas, que padeció en carne propia el único descenso de Racing Club en su historia en 1983 y que fue capitán del que logró el regreso a primera división dos años más tarde, para luego consagrarse campeón de la Supercopa Sudamericana y de la Interamericana en 1988, hoy vuelve a sonreír. ANSA.