"Mi analista me enseñó el portátil. Nuestra cámara táctica cubre todo el campo y, según la posición del lateral izquierdo, para nosotros el gol era válido", dijo Mourinho en la rueda de prensa posterior al partido de este domingo, que terminó con victoria del Fenerbahçe por dos a cero.
"No dije ni una sola palabra, no hice ningún tipo de presión, sólo puse el portátil (ante la cámara que retransmitía el partido). Hay muchas situaciones dudosas en el partido, tuve esa reacción de manera tranquila, pero el árbitro decidió sacarme tarjeta amarilla. Está bien", dijo el técnico portugués.
El Fenerbahçe iba ganando 0-1 en el partido de la Superliga de anoche cuando en el minuto 76 el delantero bosnio Edin Dzeko marcó un segundo gol, que fue anulado por el árbitro por fuera de juego.
Mourinho tomó el portátil y mostró ante una de las cámaras que retransmitían el encuentro el momento preciso de la acción para probar, a su juicio, que el tanto era válido, improvisando así su propia versión del VAR.
En la prensa turca se han publicado opiniones de todos los gustos al respecto, desde llamamientos a "echar a Mourinho" por una falta de respeto al trabajo del árbitro, hasta otras, más moderadas, que subrayaban que "no hay precedentes" para un caso de este tipo y que UEFA y la FIFA deberían aclarar si se han violado sus normas o no.