El equipo de Míchel Sánchez, mejor en la segunda mitad, suma un triunfo, dos empates y dos derrotas por 4-0 en la pretemporada del curso del debut histórico en la Liga de Campeones, que bajará el telón este sábado con un último test en el campo del Bournemouth de Andoni Iraola.
El partido ya empezó mal para el Girona, superado desde el inicio. El primer gol llegó en el minuto 3 y volvió a evidenciar la debilidad que acosa el equipo en esta pretemporada: Alexander Isak, asistido por Jacob Murphy tras una rápida transición, cedió el balón a Tino Livramento y este asistió a Sean Longstaff para que culminara una gran acción colectiva con el 1-0 desde el punto de penalti.
En el 13' la presión adelantada local provocó una pérdida visitante en la frontal y Isak centró, Lewis Hall prolongó el balón de cabeza y Murphy marcó de fuerte volea. Y en el 15' Isak aprovechó un mal pase de David López en el centro del campo para correr al contragolpe y asistir a Anthony Gordon, que batió a Paulo Gazzaniga con un tiro cruzado.
El electrónico ya lucía un 3-0, para frustración de un Girona demasiado frágil en defensa, incluso pasivo, y demasiado inofensivo en ataque.
El cuadro de Míchel mostraba problemas para combinar, incluso para superar el centro del campo con la pelota jugada, y no lograba crear peligro: sin extremos, por las bajas de Bryan Gil por molestias en el calentamiento y Viktor Tsygankov y Valery Fernández por procesos febriles, y sin delanteros.
Porque a los 37 años Cristhian Stuani no parece optar a la titularidad, porque Abel Ruiz se coronó campeón de los Juegos Olímpicos este mismo viernes junto al también rojiblanco Miguel Gutiérrez y porque aún no ha llegado el sustituto de Artem Dovbyk, traspasado a la Roma después de ser el pichichi de LaLiga EA Sports (24). Podría ser el normacedonio Bojan Miovski, del Aberdeen escocés.
Gazzaniga evitó el cuarto en un claro penalti de Alejandro Francés sobre Isak en el 20', ejecutado por el propio atacante sueco, y en un duro disparo de Dan Burn en el 25', pero el Girona, tan incómodo, no podía salir de su campo. Y el 4-0 acabó cayendo, en una jugada en el minuto 38 que volvió a constatar la nula fiabilidad defensiva gerundense.
La enésima transición inglesa dio paso primero a un disparo desde la frontal y después a un centro desde la banda, ambos sin oposición: primero remató Joelinton, sin oposición, y después remató Longstaff, también sin oposición. Si contra el Toulouse fue un 0-4 en 90 minutos contra el Newcastle era un 4-0 en 45 minutos, todavía más preocupante.
Si en la primera parte solo tuvo un disparo de Yangel Herrera contra los guantes de Nick Pope en la segunda mitad el Girona, más intenso, dio un paso adelante y el encuentro se jugó sobre todo en dominio inglés. Los rojiblancos sacaron cuatro córners en el primer cuarto de hora, antes de que Romeu, Donny van de Beek y Toni Villa dejaran su sitio a Gabriel Misehouy, Jhon Solís y Óscar Ureña.
El equipo mejoró y mereció el gol, pero de nuevo echó de menos el desequilibrio que aportaban Tsygankov, inédito desde la Eurocopa, y Sávio Moreira, ahora en el Manchester City, y tampoco supo imponer de verdad la receta asociativa de Míchel. Incluso tuvo que volver a aparecer Gazzaniga, clave, un par de veces para salvar el honor de un Girona que necesita mejorar.