Y 'Kvaradona' apareció en el momento decisivo

Tomás FrutosGelsenkirchen, 26 jun (EFE).- Con el equipo contra las cuerdas, obligado a la victoria ante la gran Portugal (2-0) de Cristiano Ronaldo y al borde del abismo en su primera Eurocopa, Georgia vio cómo su referente, Khvicha Kvaratskhelia, se echó el equipo a la espalda y le regaló una histórica participación en los octavos de final, en los que se medirá a España, en una noche mágica que culminó con un gol.

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Las opciones de esta Georgia eran reducidas, pero si existían pasaban por un buen partido del '7' de Georgia, al que se le exigía aparecer en esta Eurocopa, en la sombra durante las dos primeras jornadas, necesitado por una afición que soñaba despierta.

Él mismo era consciente de que necesitaba aparecer y reivindicarse tras una temporada discreta en el Nápoles, club en el que explotó en la anterior, haciendo historia con el 'Scudetto', el tercer de la historia de los partenopeos y el primero sin Diego Armando Maradona, y los primeros cuartos de final de Liga de Campeones del club.

Una temporada, esa mítica 2022-23, que le bastó para ganarse el amor incondicional de su afición y un mote legendario también para solucionar lo complicado de la pronunciación de su nombre. Se convirtió, por su desborde, por su insistencia en el regate y por su facilidad para generar peligro en 'Kvaradona'. Casi nada en Nápoles, donde el 'Diego' es una deidad.

"Se espera más de mí porque todavía no he dado lo mejor e intentaré hacerlo contra Portugal", avisó en rueda de prensa en la víspera del choque en la ciudad alemana de Gelsenkirchen, donde Georgia certificó el triunfo y se encontró con la historia.

"Estamos más motivados que Portugal. Ellos ya están clasificados. Estamos aquí y podemos derrotar a Portugal. Todo es posible. Estamos preparados. Podemos hacer aún más historia", añadió. Estaba convencido y, con esa energía, conquistó el Arena AufShalke, gobernado por la afición georgiana, devota con su número '7', al que se deshizo en elogios y cánticos.

Marcó el primero del partido. En el minuto 2 finalizó una contra provocada por el error grosero de Antonio Silva. Galopó acompañando a Georges Mikautadze y cuando recibió no falló. Cruzó el balón con su pierna izquierda y desató la locura. Los georgianos empezaron a soñar despiertos con la épica clasificación. Tuvo el segundo, aunque remató mal desde el corazón del área un balón que tenía franco. Pero siguió siendo un peligro constante. A veces como nueve puro, otras por banda, donde él se encuentra más cómodo, poniendo en jaque el sistema de 3 centrales que planteó Roberto Martínez, seleccionador de Portugal, y que desarmó a su antojo con desmarques, conducciones, regates y cambios de orientación.

Un partido que acabó con una sonora ovación en reconocimiento a un partido encomiable de la estrella georgiana, que apareció en el momento clave, cuando su país más le necesitaba, ganándose un hueco en la historia deportiva de este país que ya ha hecho historia, pero que tiene hambre de cuartos ante España. La misma que tiene su estrella. Khvicha Kvaratskhelia ha despertado justo a tiempo.

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