Poborsky y el recuerdo imborrable de una 'cucharita' ante Portugal en 1996

Tomás FrutosDortmund (Alemania), 17 jun (EFE).- La República Checa alcanzó en 1996 la final de la Eurocopa de Inglaterra, aunque uno de los mejores recuerdos de los checos en su recorrido no acabó siendo su duelo decisivo ante Alemania -una derrota por 1-2 en Wembley- sino la maravillosa vaselina de Karel Poborsky en cuartos de final ante Portugal.

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"El balón subió mucho y por un momento creí que se iba a ir alto, pero bajó y fue un gol muy importante para nosotros", dijo en su día el protagonista sobre el que fue su primer gol con la camiseta de la selección checa y, a la postre, el más famoso de su carrera sin duda alguna.

Y es que la cuchara, ese recurso que embellece las definiciones de manera exponencial, que se sacó de la chistera Poborsky fue una de las más marcadas de la época. En una jugada trastabillada, en la que salió vivo de varios regates por rebotes, el checo tiró de este recurso desde la frontal del área, algo no tan habitual para una vaselina. Ni dos porteros, uno encima del otro, hubieran llegado.

"Baía, el portero de Portugal, estaba lejos de la portería y fue fácil pasarla por encima. Salió muy bien", añadió Poborsky, verdugo de Luis Figo y Rui Costa.

Hasta tres segundos estuvo en el aire el balón en el minuto 53. Se hizo el silencio en el Villa Park de Birmingham en el que se disputó el partido. Nedved miraba el balón subir con tensión. Y eso que los checos tenían ya un máster en picadas sutiles por culpa de Antonin Panenka.

Pero en aquel momento era un rubio de melena al viento y rizos de 24 años el que se la había jugado. Le salió perfecto y su cartel en Europa se hizo más grande. Empezaba a tirar la puerta en Europa desde el centro del campo del Slavia de Praga.

De allí dio el gran salto al Manchester United, el mismo año de la vaselina, donde estuvo una temporada en la que marcó 5 goles en sus 32 partidos. Se marchó a Portugal en 1998, al Benfica; y, de ahí, viajó a Italia para vestirse con la camiseta del Lazio, donde no caló demasiado. Quizá por un doblete ante el Inter en el Estadio Olímpico de Roma que le regaló un 'Scudetto' a la 'Juve' en 2002.

Volvió entonces a la República Checa para terminar su carrera en el Sparta de Praga y en el SK Dynamo České Budějovice, en el que se retiró en 2007.

El futbolista, que años después contrajo la enfermedad de Lyme por la picadura de una garrapata, algo que estuvo cerca de costarle la vida, pasó a la historia ese 23 de junio de 1996 con un gol que se convirtió en un recuerdo imborrable de la historia de las Eurocopas y del fútbol.

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