El central andaluz marcó el único tanto madridista en aquella final ante el Atlético de Madrid en el Giuseppe Meazza de Milan (Italia) que se resolvió, tras el 1-1, en la tanda de penaltis. Desde entonces, ningún zaguero había marcado en siete finales siguientes.
Tuvo que ser Carvajal, de cabeza a la salida de un córner, el que rompió esta racha y encarriló el triunfo del equipo que dirige el italiano Carlo Ancelotti. Curiosamente, el lateral madrileño era el jugador más bajo de los que en ese momento estaban en el campo, con 173 centímetros de estatura, que superó a una zaga cuyos centrales superan los 190 (Hummels y Schlotterbeck 191).