Alves, para quien la Fiscalía pide nueve años de cárcel por un delito de agresión sexual, se negó a responder al ministerio público y a la acusación particular ejercida por la víctima y solo contestó a las preguntas de su defensa, en una comparecencia en la que acabó rompiendo a llorar.
La Fiscalía, por su parte, da total credibilidad al relato de la víctima, que ve "persistente, totalmente creíble y duro", y a la "situación de terror" que asegura que sufrió ya "desde el primer momento", cuando dejó claro que quería salir del baño.
Según el futbolista, que se ciñió a la última versión que mantuvo ante la jueza instructora tras conocerse los resultados de las pruebas biológicas, su relación sexual con la joven fue de mutuo acuerdo porque ambos sintieron "atracción", por lo que cuando días después supo por la prensa que se le acusaba de agresión sexual se le "vino el mundo encima".
En un interrogatorio de apenas un cuarto de hora, el exjugador del Barça detalló que el 30 de diciembre de 2022, cuando ocurrieron los hechos, estuvo comiendo con unos amigos en un restaurante de Barcelona, donde se tomaron cinco botellas de vino y un whisky japonés, tras lo que se desplazaron a un bar para seguir con "una ronda de gin tonics" antes de entrar en la discoteca Sutton.
A las 2.30 horas de la madrugada llegó con uno de sus amigos a Sutton -discoteca de la que es cliente habitual- y le condujeron hasta un reservado del local, donde ambos estuvieron pasando un rato con dos chicas hasta que decidieron invitar a su mesa a la víctima y a sus dos amigas.
Frente al relato de las jóvenes, que mantienen que ya desde las presentaciones Alves tuvo una actitud "babosa" con ellas hasta llegar a toquetearlas, el acusado explicó que estuvieron conversando y bailando y que se aproximó a ellas porque es una persona "muy cercana, pero siempre desde el respeto".
Con la joven que le acusa de violación, mantiene, estuvo bailando "más pegado", incluso perreando, pero siempre "pasándolo bien, disfrutando", sin que en ningún momento, insistió, ella rechazara intimar con él.
"Pensé que había atracción sexual", apuntó el futbolista, que asegura que propuso a la joven encerrarse en el baño para tener relaciones sexuales, lo que ella aceptó, sostiene: "No tuve que insistir para nada".
Una vez en el baño, detalló Dani Alves, la joven le besó y le practico sexo oral, tras lo cual él la penetró, y aseguró que ambos estaban "disfrutando".
"En ningún momento me dijo que se quería ir, si quería irse podía salir, no estaba obligada", recalcó el futbolista, tras proclamar que no es "un hombre violento".
Desde su detención, el 20 de enero del año pasado, Alves ofreció cuatro versiones sobre este episodio: primero mantuvo que no conocía a la víctima, admitió después que coincidió con la joven en el baño de la discoteca sin que sucediera nada entre ellos y finalmente, cuando la jueza confrontó sus explicaciones con las pruebas biológicas, sostuvo que la chica le había practicado una felación, de forma consentida.
Cuando se conocieron los resultados de las pruebas que hallaron restos de semen de Alves en las partes íntimas de la víctima, el futbolista volvió a declarar y admitió por primera vez que había mantenido relaciones sexuales consentidas con la joven por vía vaginal.
A preguntas de su abogada, Inés Guardiola, el acusado señaló que su relato de hoy es el mismo que mantuvo durante la instrucción del caso y solo reconoció que la primera vez que declaró ante la jueza instructora omitió algunos detalles: "Hablé de una felación porque pensaba que era lo único que mi mujer podía perdonarme".
Dani Alves rompió en sollozos al recordar el momento en que supo que le habían acusado de violación, una denuncia que asegura lo ha dejado "prácticamente arruinado", puesto que a raíz del caso le bloquearon todos los contratos futbolísticos, también los publicitarios.