- La indignación de Garitano:
"¿Pero esto qué es?" se decía el entrenador del Almería cuando el árbitro anuló el 1-3 a su equipo y a Sergio Arribas en el minuto 61 de su visita al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, por una falta anterior en un lance del juego a Jude Bellingham. El colegiado, al lado de la acción, no había señalado nada. Lo llamó el VAR, lo visionó y lo invalidó. Ya había protestado antes el técnico el tanto de penalti del Real Madrid y explotó aún más con el 2-2 del conjunto blanco, ya en el 66, con el remate de Vinicius primero anulado por mano y luego concedido en el VAR por hombro. Se llevó las manos a la cabeza, se decía a sí mismo 'esto es lo último'. "Se ha visto lo que ha pasado en los 90 minutos. Es el mejor resumen el que haya visto el partido y lo que ha pasado. ¿Mi opinión? Luego nos sancionan", remató después en la rueda de prensa tras el 3-2.
- La sentencia de Sergio González:
Al término del 1-0 contra el Alavés, caminó tranquilo, se abrazó con Luis García, que le transmitió su ánimo; saludó a sus rivales, agradeció el trabajo a sus futbolistas... Sergio González asumía su destino. Sabía que la derrota, la novena en 17 jornadas sin ganar, le iba a costar el puesto. "Estaba claro que era una bola extra el partido, que creo que nos merecíamos yo y el cuerpo técnico por la trayectoria en el Cádiz, y no ha salido bien. Cuando tienes una bola extra y no sale bien, las palabras hablan por sí mismas", expresó en la rueda de prensa. A la mañana siguiente, fue destituido en el club andaluz.
- El dolor de Aihen:
En el minuto 36, cuando intentó arrebatar el balón a Óscar Mingueza, Aihen Muñoz sintió un movimiento brusco en su rodilla izquierda. Se agarró la articulación de inmediato. Mientras el juego seguía, él, sentado, agitó los brazos, a gritos, para reclamar la asistencia médica sobre el terreno. Sus compañeros, el árbitro, todos hicieron lo propio, entre el dolor insoportable del futbolista, sin poder estirar la pierna izquierda, que se sostenía con sus manos. En el banquillo, el gesto de Imanol Alguacil era de suma preocupación. Fue retirado en camilla, con las manos en la cara, entre el aplauso de Balaídos, entre la alarma de todos por la posibilidad de una lesión de rodilla muy grave que se confirmó este domingo: rotura del ligamento cruzado anterior. Fin a la temporada.
- La tranquilidad de Joao Félix:
Ya cinco segundos por encima del minuto 89, Joao Félix conectó con el exterior de su pie izquierdo el gol ganador del Barcelona contra el Betis, tras una combinación con Ferran Torres, entre la apoteosis de sus compañeros, la celebración entusiasta, con rabia, de Xavi Hernández y el gesto de tranquilidad del atacante luso en el festejo de un tanto que sostiene a su conjunto en la competencia por LaLiga EA Sports.
- El 'triplete' en 6 minutos de Dovbyk:
Minuto 12 y 21 segundos. Dobvyk marca el 1-1 contra el Sevilla con un cabezazo. Minuto 14 y 23 segundos, el delantero ucraniano anota el 2-1 dentro del área. Minuto 18 y 53 segundos. De nuevo, él conduce la pelota y suelta un certero tiro para el 3-1. Lo celebra con un gesto en su mano con tres dedos... Y con el liderato.
- El perdón de Brais Méndez:
Superado el minuto 10, controló la pelota y soltó un zurdazo, un golazo, desde lejos, para la Real Sociedad contra el Celta de Vigo, el club en el que surgió como futbolista hasta su primer equipo, con 166 partidos disputados, antes de su fichaje por la Real Sociedad en el verano de 2022 por 14 millones de euros. No lo celebró, levantó las manos, pidió perdón. Ni un solo gesto de alegría. Todo respeto para el Celta y Balaídos. "Jamás podré celebrar un gol ante este equipo, eso es imposible", aseguró.
- El escudo de Llabrés:
En el minuto 91, entrado al campo en el 88, Javi Llabrés remachó el 1-1 del Mallorca frente al Villarreal. El canterano del club balear estrenaba su cuenta en LaLiga, en su partido número 17, tras ascender desde las categorías inferiores. Lo primero que hizo en la celebración fue besarse el escudo del equipo de su vida y dedicárselo a los aficionados desplazados al estadio de La Cerámica, antes de lanzarse al suelo.
- La mano izquierda de Mamardashvili:
Con un 1-0 a favor del Valencia, de nuevo con el gol de Hugo Duro, enfrentado al imponente ritmo del Athletic Club, ganador de sus cuatro jornadas precedentes e invencible en las últimas diez, su estirada fue decisiva. Una parada magnífica, por reflejos, por agilidad, por cómo sacó su mano izquierda, para sofocar el peligro de la ocasión de Unai Gómez. No se quedó ahí. Después, se quedó el rechace.