El Fluminense alarga el maleficio

Santiago AparicioRedacción deportes, 22 dic (EFE).- El Fluminense alargó el maleficio del fútbol de la Conmebol en el Mundial de Clubes, superado con claridad por el Manchester City (4-0), y fue incapaz de lograr el título y derribar la hegemonía europea de los últimos años en este torneo.

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El campeón de la Copa Libertadores fue víctima de sus propios errores y de las facilidades que dio a un adversario que dilapidó pronto las posibilidades del representante sudamericano.

Y es que desde que el Corinthians fue capaz de batir al Chelsea en la edición del 2012, ningún otro club de la Conmebol ha podido imponer su ley y hacerse con el trofeo que subraya al más poderoso del mundo. Fue un mazazo especial para Marcelo.

El exjugador del Real Madrid fue clave en el desarrollo de la final. Un error suyo marcó el duelo. Propició el primer tanto inglés, firmado por Julián Álvarez, erigido en el líder del equipo europeo. El internacional con la albiceleste, autor de un doblete, que abrió y cerró el marcador, anotó el gol más rápido de un partido de un mundial de clubes, a los 38 segundos. Además, ha marcado en seis competiciones europeas en un mismo año. Algo sin precedentes.

Marcelo acabó señalado y lejos de lograr su quinto Mudnial de Clubes. Aspiraba a añadir otro trofeo a los cuatro que consiguió con el Real Madrid (2014, 2016, 2017 y 2018) e igualar a Cristiano, Modric, Nacho, Benzema y Carvajal, excompañeros suyos en el cuadro español.

No pudo redondear su sueño el Fluminense, que vive en una nube en los últimos tiempos desde que el mes pasado se coronó campeón de la Copa Libertadores por primera vez tras vencer al Boca Junior argentino.

Pretendía el Fluminense sumarse al Internacional de Porto Alegre, al Sao Paulo y al Corinthians y ser el cuarto club brasielño en alzar la copa, pero todo se diluyó pronto.

Y es que en una de las primeras jugadas del duelo el City abrió el marcador. En el minuto inicial. Se suicidó el Fluminense, al que le condenaron sus propios errores. Marcelo tuvo uno de bulto, tras un saque de banda, un pelotazo suyo sin sentido, a tierra de nadie, donde estaba Nathan Ake, que avanzó unos metros y desde muy lejos ejecutó un disparo que repelió el palo.

Ahí estaba Julián Álvarez, que, con el pecho, batió a Fabio. Solo habían transcurrido cuarenta segundos. Fue el gol más rápido en una final de un Mundial de Clubes.

No es el City un equipo que desperdicie los regalos, al contrario, y poco antes de la media hora logró el segundo. Nació en un pase largo, profundo, de Rodri hacia Phil Foden, que buscó a Jack Grealish o a Julián álvarez, en mejor posición. Pero se interpuso el defensa Nino y desvió el balón, que se introdujo en su propia portería.

Phil Foden hizo el tercero en el minuto 72, cuando recibió un estupendo pase desde la izquierda, dentro del área, de Julián Álvarez. No falló Foden, que superó por tercera vez a Fabio y sentenció el primer Mundial de Clubes en la historia del Manchester City.

Erigido en el hombre del partido, el broche lo puso Julián Álvarez. Abrió y cerró el marcador el argentino, que en el tramo final, desde la frontal, tras hacerse hueco, recibió un pase desde la derecha de Matheus Nunes y redondeó el triunfo inglés y su éxito.

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