El empate de este miércoles, 1-1 ante Cruzeiro en la última jornada, le permitió al club dirigido por el portugués Abel Ferreira coronarse campeón de un torneo que solo lideró en la recta final.
Hasta hace poco nadie dudaba de que Botafogo confirmaría su gran momento y su enorme ventaja en la clasificación para quedarse con el título, pero el club carioca sufrió una increíble racha de once partidos sin vencer, fue superado cuando faltaban cinco jornadas para el final y tuvo que resignarse a terminar en quinto lugar.
Botafogo asumió el liderato de la clasificación en la tercera jornada; realizó una campaña espectacular en la primera vuelta (la mejor en la historia del campeonato junto a la de Corinthians en 2015); estuvo invicto por doce partidos y llegó a tener una ventaja de 13 puntos de distancia frente al segundo clasificado.
Pero Palmeiras fue más regular, ya que tuvo la segunda mejor campaña en la primera mitad y la tercera mejor en la segunda.
Además, siempre estuvo entre los cuatro primeros de la clasificación, con la mira puesta en el líder, por lo que terminó siendo el más beneficiado del desplome de Botafogo.
Grêmio, Atlético Mineiro y Flamengo, respectivamente segundo, tercero y cuarto en la tabla, fueron los mejores en la segunda vuelta, especialmente desde que Luiz Felipe Scolari y Tite asumieron el comando de los dos últimos.
De esa forma, el club de São Paulo tan solo asumió el liderato en las últimas cuatro jornadas porque venía secundando a Botafogo y logró el título gracias a que mantuvo su regularidad durante todo el torneo.
La reacción de Palmeiras comenzó exactamente el 1 de noviembre cuando, en la trigésima primera jornada, y en momentos en que el líder lo aventajaba por nueve puntos, consiguió una histórica remontada en su visita a Botafogo en Río de Janeiro, al que venció por 3-4 tras haber comenzado perdiendo por 3-0.
Fue precisamente en ese partido, considerado como prácticamente una final anticipada, que Endrick comenzó a redimirse de su mal comienzo en la liga.
La joven promesa brasileña, ya atada por el Real Madrid y esperado en España en julio próximo, tuvo un mal inicio en el torneo y pasó la mayor parte del mismo en el banquillo.
Pero, a partir del doblete que anotó en el partido contra Botafogo, el atacante de 17 años se confirmó en la titular y se convirtió en uno de los jugadores claves del nuevo título.
El juvenil concluyó el Campeonato Brasileño con once goles, seis de los cuales anotadas en los últimas siete jornadas y que fueron decisivos.
El 9 fue el anotador más decisivo en las últimas siete jornadas y el que le permitió a Palmeiras terminar la temporada con el título de Liga tras haber sido eliminado en semifinales de la Copa Libertadores, que era su principal objetivo.