Todo va bien para Roberto Martínez en Portugal

Miguel Conceição Lisboa, 20 nov (EFE).- Sucesivos récords, pleno de victorias, 36 goles a favor y sólo 2 en contra y un fútbol atractivo. Todo le va bien a Roberto Martínez al mando de la selección de Portugal, equipo que vuelve a soñar con la gloria europea de cara a Alemania 2024.

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A las órdenes del técnico español, Portugal completó el domingo su mejor fase de clasificación para una gran competición: Ha sido la más temprana de su historia -lograda con tres partidos aún por disputar-, con más goles marcados -36- y con una inédita decena de triunfos consecutivos.

Hasta Cristiano Ronaldo está sorprendido, ya lo indicaba en octubre: "Creo que nunca hemos tenido una fase de clasificación tan 'fácil' desde que estoy en la selección, ni siquiera en la historia de la selección... No voy a decir fácil porque fuimos nosotros los que lo hicimos así".

"Portugal se clasificó porque jugó bien, tiene un excelente equipo, un excelente entrenador y nosotros merecimos pasar. No es casualidad que ya estemos clasificados", afirmó en aquel entonces.

CRISTIANO SONRÍE

Cristiano fue, justamente, uno de los protagonistas de estos diez primeros partidos de la "era Martínez", marcados por el regreso de la sonrisa del astro portugués con la camiseta de su país.

Sus lágrimas tras la eliminación ante Marruecos en los cuartos de final del Mundial de Catar 2022 -un torneo salpicado por sus problemas en Manchester y con el anterior seleccionador, Fernando Santos- dieron la vuelta al mundo y su continuidad en el combinado nacional era una incógnita.

Pero las dudas se disiparon de inmediato. En el debut de Martínez, Cristiano marcó un doblete ante Liechtenstein (4-0) para júbilo de la grada local con un 'siu' (la mítica celebración de gol del futbolista) que hizo temblar Lisboa y ya no paró de marcar.

Con 10 dianas, fue -con 38 años en las piernas- el máximo goleador de Portugal en esta fase de clasificación, donde únicamente fue superado por las 14 del belga Romelu Lukaku.

Además de sus goles, el capitán de Portugal demostró una vez más su versatilidad.

Pasó a un papel secundario cuando el primer partido contra Bosnia-Herzegovina (3-0) lo exigía, se sumó a las labores defensivas para asegurar los tres puntos en el segundo duelo contra Eslovaquia (3-2) y el domingo contra Islandia (2-0) alternó el rol de punta con su antigua posición de extremo.

UN EQUIPO MÁS ALLÁ DE CRISTIANO

La aportación de Cristiano al equipo que dirige Roberto Martínez es innegable, pero el combinado también ha demostrado que no depende de su capitán.

Sin el exmadridista, Portugal logró la mayor goleada de su historia, un 9-0 ante Luxemburgo, un rival que en años anteriores no fue sido un paseo para las "quinas".

Uno de los mejores jugadores sobre el césped aquella noche histórica fue Bruno Fernandes, otro de los baluartes del técnico español.

El centrocampista del Manchester United ha estado imparable con su selección, y en los diez partidos que ha disputado ha logrado la envidiable cifra de seis goles y ocho asistencias.

La solidez de Bernardo Silva, la potencia de Rafael Leão y la creatividad de João Félix son otras bazas a disposición del seleccionador.

LIMAR ASPEREZAS

Pero no todo ha sido sencillo para Roberto Martínez, que aún tiene que limar algunos detalles de cara a la cita de Alemania.

El reciente partido en Liechtenstein (0-2) mostró a una selección portuguesa impasible ante la falta de espacios para moverse por el campo, así como una lentitud en su juego de elaboración que benefició la táctica del pequeño principado centroeuropeo.

La desconexión/apatía lusa también fue un problema en el segundo partido contra Eslovaquia (3-2), donde encajaron los únicos goles de esta fase de grupos.

Antes, en Bratislava (0-1), Portugal pasó apuros debido a la fuerte presión de Eslovaquia, que ralentizó su juego de elaboración y dejó a los de Roberto Martínez algo desorientados.

Y el poderío físico de Bosnia-Herzegovina en Lisboa (3-0) y de Islandia en Reikiavik (0-1) tuvo el mismo efecto, frenando a los lusos antes de que pudieran tomar impulso y obligándoles a reanudar el juego.

Algo que no siempre ha sido fácil para un equipo que a veces se asemeja a un coche con una gran velocidad punta, pero poca capacidad de aceleración. Flecos que Martínez deberá afinar antes de la Eurocopa, donde Portugal aspira a repetir la gloria de 2016.

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