Graham Hansen casa a la perfección con un Barça que cuenta por victorias sus partidos y por goleadas sus triunfos. Sin ir más lejos, el clásico del pasado domingo en el que el Barcelona arrolló al Real Madrid por 5-0, en una demostración del excepcional nivel del ataque azulgrana, del que la máxima culpable es, sin duda, la noruega.
La ’10’ no tuvo suficiente con asistir en el 1-0 a Aitana Bonmatí, también marcó el segundo después de dar a luz a multitud de prometedoras ofensivas, una de las cuales acabó en la cruceta de la portería, todas ellas después de hacer bailar a su son –y superar- a uno de los nombres propios de su rival: la defensora Olga Carmona.
La noruega es indiscutible en los planes de Jonatan Giráldez, pero no lo fue tanto para su combinado nacional en el Mundial del pasado verano. La extremo de Oslo no tuvo el protagonismo esperado y solo consiguió un gol en los cuatro choques que disputó la Noruega de Hege Riise, uno de los pesos pesados del torneo.
Sin embargo, los fantasmas mundialistas han quedado atrás y la atacante de 28 años, renovada el pasado curso hasta junio de 2026, atraviesa uno de los mejores momentos de forma de su carrera.
Letal como pocas, ha conseguido ser la principal abastecedora del ataque azulgrana y solo en siete partidos de Liga F –se perdió dos por lesión- anotó seis goles y sirvió seis asistencias. Las restantes fueron en el único choque de Liga de Campeones, en el que firmó tres sin despeinarse.
“Es una jugadora que nos da mucho”, destacaba Jonatan Giráldez en la rueda de prensa previa al clásico, reconociendo que es difícil encontrar futbolistas con tal capacidad de “desborde” y “uno contra uno”. No obstante, eso es algo natural para la ex del Wolfsburgo. “Cuando el equipo juega bien, todo es más fácil”, soltó el pasado domingo quitándose importancia en unas declaraciones posgoleada.
“Yo solo quiero disfrutar y ganar partidos”, siguió Hansen, quien agregó que no piensa en lo que va a pasar en el verde y solo intenta “hacer las cosas bien”.
Y es que ese perfil discreto le acompaña en su obra y se refleja en su compañerismo en el césped. Son varias las asociaciones doradas que ha cosido de la bota de una compañera a la suya; ya sea con Salma Paralluelo en la zona de remate o Aitana Bonmatí en la de creación, y es que a veces da la sensación de que juegan de memoria. “Podemos jugar sin mirarnos”, reconocía sobre su relación con la Balón de Oro.
Aún con el respaldo de unos números espléndidos, a Hansen se le resisten los focos. A lo que, inmutable, responde: “Me da igual”. La azulgrana parece ser invisible a los ojos de quienes votan en los premios individuales. Inexplicablemente, nunca ha pisado la alfombra roja del Balón de Oro ni la del ‘The Best’.
De hecho, también se ha visto salpicada por situaciones tan irrisorias e inverosímiles como no aparecer en la primera colección de cromos de futbolistas de Liga F.
Distinciones aparte, Caroline siempre habla en el campo y se centra en “salir y disfrutar”. Ahora celebra goles en un efervescente Estadio Olímpico sonriendo, como ya lo hizo en el Camp Nou en dos ocasiones, y con la época en la que las lesiones no la respetaron ya enterrada en la memoria, recuerda, agradecida, a aquellos que la ayudaron a que hoy haga emocionar a tantos, brindando incluso una dedicatoria de gol a su preparador físico.