El jugador nacido en Rosario hace 36 años completa con este nuevo trofeo un impresionante palmarés al que ningún otro futbolista se acerca. Cuando el ocaso de su carrera parece inminente, ha sabido sacar el máximo partido a su último gran servicio, el Mundial de 2022, que le ha propulsado a un nuevo Balón de Oro.
Es, sin duda, la última muesca de un currículum que impresiona y que ha colocado tan alto el listón que parece tallado para la posteridad.
Messi gana este Balón de Oro dos años después del último, el primero que no levantaba con la camiseta del Barcelona y el primero que respondía a sus gestas con la selección, ya que entonces fue gracias al triunfo de Argentina en la Copa América.
Ahora, fiel a su reputación de futbolista global, se convierte en el primer jugador que gana el premio sin competir en Europa, después de que a principios de temporada se alejara del principal foco futbolístico para recalar en el Inter de Miami.
Su aura es tan grande que la estela de sus éxitos ha seguido dejando huella y el Mundial de Catar, en el que fue el principal artífice de la victoria de la Albiceleste y donde fue elegido mejor jugador, le ha dado el impulso definitivo para alcanzar este octavo Balón de Oro.
El año pasado ya le sirvió para ser elegido The Best, puesto que la FIFA decidió incluir el Mundial en la lista de méritos para el premio de 2022, al contrario que France Football, organizadora del Balón de Oro, que mantuvo la temporada natural.
Ocho Balones de Oro son el síntoma de que, al menos, Lionel Andrés Messi es el mejor jugador de la era del fútbol global, porque hasta hace un puñado de años las reglas de France Football impedían a genios como Pelé o Diego Armando Maradona sumarse a la fiesta.
Toda comparación es peligrosa, pero Messi ha aprovechado de maravilla sus condiciones desde su eclosión en 2007, cuando fue tercero por detrás del brasileño Kaká y del portugués Cristiano Ronaldo.
Duelo épico con Ronaldo
Desde entonces, solo en 2018 ha faltado en el podio del Balón de Oro, nunca por debajo del segundo puesto, en un duelo épico con Ronaldo, que se estancó en cinco.
Su única frontera parece su propia leyenda, que le ha aupado hasta la gloria.
Messi acumula 16 grandes premios individuales. De los ocho Balones de Oro cuatro fueron compartidos con el de mejor jugador de la FIFA, cuando el premio se unificó. En 2009 se alzó con ambos y el año pasado volvió a ser The Best. A ello suma seis Botas de Oro (2010, 2012, 2013, 2017, 2018 y 2019).
Además, ha sido el máximo goleador de la Liga de Campeones en cinco ocasiones (2009, 2010, 2011, 2012 y 2015) y de la liga española en ocho (2010, 2012, 2013, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2021).
Una lista a la que se suman cuatro Ligas de Campeones (2006, 2009, 2011 y 2015), diez ligas españolas (2005, 2006, 2009, 2010, 2011, 2013, 2015, 2016, 2018 y 2019), siete Copas del Rey (2009, 2012, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2021), tres Mundiales de clubes (2009, 2011 y 2015), tres Supercopas de Europa (2009, 2011 y 2015), siete Supercopas de España (2006, 2009, 2010, 2011, 2013, 2016 y 2018), el Mundial sub-20 de 2005 y los Juegos Olímpicos de 2008.
La Copa América de 2021, la primera de Argentina en 28 años, tras haber perdido tres finales (2007, 2015 y 2016), también llevó su firma, al igual del Mundial de 2022, una espina clavada tras haber perdido la final de 2014.
La conquista de la albiceleste
Así, Messi extendió su reino a la selección, la frontera que más tardó en conquistar.
Su figura estará para siempre ligada al Barcelona, club al que llegó con 13 años para seguir un tratamiento hormonal y en el que levantó una leyenda, máximo goleador histórico de la liga, del Barcelona, de Argentina y de cualquier otra selección sudamericana y segundo máximo anotador de la Liga de Campeones.
Récord de goles en un año, en una temporada en Europa, del número de asistencias, Messi firma unos datos estratosféricos, perfectamente adaptados a un premio como el Balón de Oro, que escudriña el talento individual en un deporte colectivo.
Nacido en Rosario el 24 de junio de 1987, formado en su ciudad natal, fue en Barcelona donde brilló, primero en las categorías inferiores, a partir de 2000, hasta que en 2003 empezó a jugar con los mayores de la mano de Frank Rijkaard, para acabar imponiéndose como el icono del club.
Los problemas financieros del Barça le impidieron proseguir allí su aventura y en 2021 se asentó en París, donde su estampa quedó ensombrecida por la eclosión de Kylian Mbappé. Pero se tomó la revancha en el Mundial y así retrasó el relevo de la joven generación encarnada por la estrella francesa.
Lejos de su mejor versión, París se cansó de Messi y Messi se fatigó de París y, en medio de todos los rumores, puso rumbo a un campeonato de segunda fila, el estadounidense, donde sus gestas tendrán menos repercusión, pero donde sigue alimentando las hipótesis sobre su posible continuidad en la selección, un buen trampolín para seguir ganando títulos.
Tratándose de Messi, nadie se atreve a asegurar que el octavo Balón de Oro sea el último.