Ese es el mejor resumen de la diferencia entre las expectativas y el actual Chelsea, que sólo ha ganado hasta ahora en la competición liguera al Luton, pero cuya crisis no es nada nueva, viene de atrás, de una temporada horrorosa cuyo fin es hoy por hoy imperceptible. Hay datos sonrojantes para él: sólo ha ganado dos de sus últimos 17 partidos en la Premier o ha sido derrotado en cinco de sus siete salidas más recientes en ese torneo.
No sólo eso, sino que, de no ser por dos paradas de Robert Sánchez, el diagnóstico y el resultado de su visita al Bournemouth (decimoquinto, el Chelsea es decimocuarto) habría sido aún peor. También, igualmente, de no haber sido por Neto, el guardameta en la otra portería, podría haber ganado, sobre todo en una volea de Cole Palmer dentro del área.
Porque siempre juega al filo del precipicio. De la victoria y de la derrota. Mientras ajusta sus piezas, dentro del rompecabezas aún nada concluyente construido en el primer tramo de esta temporada (se presentó en el estadio Vitality tras dos derrotas en cuatro citas de la 'Premier'), con el tiempo que eso requiere cualquier proyecto, el margen se acorta. Un empate no alimenta la paciencia. Sólo ganar. Y el Chelsea apenas gana.
Su puesta en escena fue prometedora. Un remate de Gallagher, capitán; el tiro de Nico Jackson al poste al principio o la movilidad de Sterling invitaban al optimismo 'blue', aún en proceso de lograr todo lo que quiere. Está lejos todavía de ello, de ser el equipo que pretende Mauricio Pochettino, de reencontrarse con sí mismo, tras el caótico último curso.
El remate de Outtara, superado el cuarto de hora, fue un aviso para el conjunto londinense; todo lo contrario a lo sucedido antes: un alivio para el Chelsea, sostenido por la fantástica parada de Robert Sánchez, insuperable para el extremo del Bournemouth, para trasladar el choque a una igualdad absoluta sobre el terreno, alterada por otro tiro de Gallagher, a la que contestó magnífico Neto con reflejos, con la mano derecha, para frustrar el tanto.
Una ocasión inigualable, que, en condiciones normales, un equipo como el Chelsea y un centrocampista como él, llamado a un papel crucial en el esquema de Pochettino, deben transformar en mucho más que la estirada meritoria del guardameta contraria. Su posición, dentro del área, centrado, quizá algo forzado para el remate, tampoco es una excusa para un lanzamiento tan centrado. De ir a cualquier lado, habría sido imposible para Neto.
No hubo apenas noticias ni de Enzo Fernández, en esa posición más adelantada, ni de Mudryk. Un problema para el Chelsea. Los necesita. La demostración es la única aparición pujante del ucraniano en todo el encuentro, con la velocidad con la que sólo fue alcanzado por una falta al borde del área. El lanzamiento posterior de Sterling, preciso, imparable, se estrelló en la escuadra, botó sobre la línea... Y lo remachó Colwill a gol, en fuera de juego.
Era el minuto 50. Aún demasiado poco con todos los recursos que dispone el Chelsea, aún insuficiente para superar al Bournemouth, también con respuestas por mucho que no haya ganado aún ningún partido en la 'Premier' en la era iniciada este verano por Andoni Iraola, con su tercer empate en cinco jornadas, aún fuera de las posiciones de descenso, con el matiz de que su calendario lo ha enfrentado ya a Liverpool, Tottenham y un Chelsea menor.
La fuerza en el medio campo de Lesley Ugochukwu, el futbolista de 19 años e internacional sub'21 francés fichado al Rennes por 27 millones de euros, era entonces el mejor argumento del Chelsea. Había jugado 7 minutos este curso en la Premier hasta su titularidad de este domingo. No estaba disponible Moisés Caicedo, por unas molestias derivadas de los partidos internacionales de la selección ecuatoriana de la última semana.
Su ofensiva creció. Nada del otro mundo. Sin alardes. Por empuje. Neto intervino para parar otro remate de Nicolas Jackson y otro rechace a Colwill, multiplicado entonces, con más trabajo casi en un instante que en todo el duelo, entre la intención del Chelsea, un equipo desesperante en los últimos metros. En cada incursión en el tramo final, cada futbolista visitante eligió casi siempre mal. O ejecutó mal el pase, el centro o el tiro que se propuso, como lo hizo Cole Palmer, que conectó una volea centrada, sin oposición. Debería ser gol.
- Ficha técnica:
0 - Bournemouth: Neto; Aarons, Zabarnyi, Kelly, Kerkez (Senesi, m. 74); Christie (Brooks, m. 89), Cook; Tavernier (Sinisterra, m. 73), Billing, Outtara (Justin Kluivert, m. 63); Solanke.
0 - Chelsea: Robert Sánchez; Malo Gusto, Disasi, Thiago Silva, Colwill (Chilwell, m. 81); Gallagher, Ugochukwu; Sterling, Enzo Fernández (Maatsen, m. 81), Mudryk (Cole Palmer, m. 63); Nicolás Jackson.
Árbitro: David Coote. Amonestó con tarjeta amarilla al local Kerkez (m. 62) y a los visitantes Sterling (m. 4), Mudryk (m. 41) y Chilwell (m. 96).
Incidencias: partido correspondiente a la quinta jornada de la Premier League inglesa disputado en el estadio Vitality ante unos 11.000 espectadores.