Los dos equipos jugaron parejo, a ambos se les notó la falta de rodaje, pero sobre todo de puntería de cara al arco rival; en el caso de los locales por equivocaciones propias y en el de los colombianos por otra buena actuación de Rodrigo de Paul, que mostró porque le robó la titularidad al internacional chileno Bryan Cortés.
Los Albos, urgidos por una victoria que les daría la segunda plaza, y temerosos por una derrota que les dejaría fuera de toda competición internacional, volvieron a ser víctimas de su ansiedad y su falta de definición.
El joven Damián Pizarro volvió a demostrar que es voluntarioso, potente, no rehuye el contacto, perro le falta calidad y sobre todo claridad de cara a la red.
Suya fue la mejor ocasión del partido en el minuto 53, un balón suelto en el área que le llegó tras una gran jugada colectiva pero hizo lo más difícil: enviarla por encima del travesaño cuando bastaba con empujarla.
Apenas dos minutos después, Zuluaga silenció el Monumental, aunque solo por escasos segundos. Aprovechó una gran penetración por la banda izquierda para enviar el esférico a la red pero el árbitro brasileño Cesar Sampaio anuló el tanto al considerar que su compañero Rodríguez estaba en fuera de juego y molestaba la visión de De Paul.
Con ambos equipos midiéndose, al Cacique las buenas noticias le llegaban desde el estadio La Bombonera en Buenos Aires: allí Boca, líder del grupo, cumplía con los pronósticos y ampliaba su ventaja frente a Monagas, dejando a los venezolanos un punto por debajo de los chilenos.
Así, el partido entró en unos veinte tensos minutos en los que El Popular encerró a su rival en el área y éste se conformaba con defender ordenado y buscar un contraataque que garantizará el botín que después celebró como un título: el pase a la siguiente ronda de la gran cita Sudamericana.
En ella no habrá ya ningún representante chileno después de que el martes Ñublense cayera ampliamente derrotado en Argentina. Al igual que Colo Colo, los Diablos Rojos de Chillán deberán conformarse con la Sudamericana.