Así jugó España la final de la tercera edición de la Liga de Naciones:
Unai Simón (9): asentado como titular de nuevo con Luis de la Fuente, apenas tuvo llegadas de peligro de Croacia pero estuvo firme cuando hizo falta a dos remates de Perisic y en la prórroga. Sin cometer excesos de confianza con los pies en inicios de jugada como en un pasado reciente. No dudó en jugar en largo cambiando el estilo que se le imponía. Se desquitó de las tandas de penaltis de la última Eurocopa y Mundial con dos paradas que impulsaron a España a la gloria. Con los pies a Majer y gracias a una gran estirada a Petkovic.
Jesús Navas (6): cumplió con lo que se le pidió en su vuelta a filas, titular en los dos partidos de la fase final de la Liga de Naciones, aportando la experiencia que demandaba la defensa. En la final rebajó su influencia ofensiva y se centró en intentar salir airoso del duro examen que le planteó Perisic. Lo sufrió en exceso ante el mayor peligro croata y acabó dejando su sitio a Carvajal.
Le Normand (6): cometió un penalti en su estreno y se lesionó en su segundo partido pero el título se sobrepondrá a cualquier recuerdo para convertir en inolvidable su primera aventura con España. Mejoró mucho en la final, bien por alto, intenso en la marca, realizando faltas inteligentes para no quedar expuesto ante Kramaric. Un problema muscular le hizo pedir el cambio a los 77 minutos.
Laporte (7): la falta de nivel competitivo que acusó ante Italia quedó en el olvido en su segundo partido en tres días. Fue el jefe de la zaga, muy seguro en cada apartado defensivo, firme al corte, llevando la voz de mando y sacando bien jugado el balón desde atrás. Fue salvador en el primer acto, lanzándose para evitar el gol de Kramaric. Tuvo en sus manos el penalti decisivo de la tanda final, el quinto, pero lo estrelló con potencia en el travesaño.
Jordi Alba (8): los años no pasan por él y si fue su despedida no se podrá ir con mejor sabor de boca, siendo el capitán que levantó la copa al cielo de Róterdam. Pasó de mostrar inseguridad en algún inicio de jugada con cierto peligro, en pase comprometido a Rodri, a exhibir un físico portentoso. Bien en defensa y brillante en sus subidas. De sus centros nacieron las dos primeras grandes ocasiones de España cuando estaba atascada ante una Croacia con líneas muy juntas.
Rodri (8): no podría haber elegido ni en sus mejores sueños un final de temporada mejor. Heredero de Busquets y con personalidad para liderar a la selección española en el vestuario y en el terreno de juego. El cansancio con el que acaba la temporada, agotado y con las medias bajas ante su derroche físico, no le impidió dirigir el juego de la selección. De nuevo más presente en el segundo acto para dar sentido de primeras a todo y dar el paso incluso para acariciar el gol con dos disparos peligrosos. No falló su penalti de la tanda que celebró con rabia y fue elegido el mejor jugador de la final y de la fase final de la Liga de Naciones.
Fabián (8): fue la sorpresa de Luis de la Fuente en el once y estuvo a gran altura. Aumentó la posesión y la calidad con balón de España, apareció entre líneas croatas siempre con criterio y se fajó en labores defensivas. Saltó siempre sobre Modric para frenar con falta si era necesario la construcción de contragolpes del rival.
Gavi (6): pese a que inventó una ocasión al inicio con su picardía habitual, robando arriba y disparando ajustado al poste, le penaliza la demarcación en la que juega con De la Fuente. Más adelantado que en el Barcelona, sin la finura en el pase final a los delanteros. Brilla en la brega, igualando la lucha que exigía Croacia pero le faltó dar un paso al frente con balón y acabó siendo sustituido a los 87 minutos.
Marco Asensio (7): apagado de inicio, sin encontrar buenas sensaciones cuando no hubo espacios y sin generar peligro en el primer acto, fue de menos a más. Asumió más responsabilidades en el segundo acto, en cuanto encontró desgaste en el rival, con muy buen momento físico para lanzar ataques peligrosos. Le faltó puntería en las dos ocasiones claras de las que dispuso para evitar que la final se fuese a la prórroga. pero no falló en el momento clave, lanzando con calidad su penalti.
Yeremy (5): mantuvo la confianza como titular de Luis de la Fuente para encarar rivales y generar peligro por banda izquierda. Aunque le buscaron sus compañeros apenas lo consiguió. Estuvo inteligente en labores defensivas, jugándose la amarilla a los veinte minutos cortando un contragolpe peligroso de Croacia.
Morata (5): tuvo un partido difícil, de pelea entre los duros centrales croatas, recibiendo poco balón y apenas entrando en juego. Demasiado aislado por momentos. Su labor fue de desgaste del rival y buscando sin acierto el gol.
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Joselu (6): vivió algo similar a Morata en un mal partido para ser 9. Intentó descolgarse para entrar algo en juego pero no le llegó ningún balón para rematar. Eso sí, en su turno de lanzador de penaltis, el primero de la tanda, no perdonó.
Ansu Fati (7): aumentó la verticalidad exhibiendo confianza en sí mismo, encarando y desbordando, generando peligro cada vez que entró en juego. Le faltó acierto en la jugada que pudo decidir la final, con todo para marcar, cuando se topó con Perisic bajo palos.
Dani Olmo (6): disfrutó de sus primeros minutos en el torneo tras recuperarse de sus problemas musculares y tuvo protagonismo aumentando el peligro de España. Dispuso de dos claras ocasiones para marcar en la prórroga. Se le esperaba como lanzador en la prórroga pero no chutó.
Mikel Merino (6): entró de refresco por Fabián y aumentó la fortaleza en el centro del campo para que España acabase dominando la final. Se incorporó bien al ataque, creando una clara acción de gol y no falló su penalti.
Nacho (7): decisivo en una jugada que pudo decidir la prórroga cuando Majer se fue en velocidad y se disponía a marcar. Se lanzó con todo y se dañó la pierna derecha. Acabó como pudo tras entrar por Le Normand.
Dani Carvajal (9): tenía una cuenta pendiente en grandes citas con la selección española en fases finales y se desquitó a lo grande. Entró a los 97 minutos con mucha intensidad en el lateral, metiéndose de central cuando Nacho se dañó en una acción. Era el sexto lanzador de la tanda y chutó con una tranquilidad impropia de un defensa. Un gol para la historia de la selección española que da el quinto título.