A los ecuatorianos se les puso muy pronto el partido de cara, pero no supieron aprovecharlo: a los 23 minutos de juego, Erick Castillo recuperó un balón en tres cuartos de cancha rival, filtró un pase a Romulo Otero y el atacante resolvió con mucha clase.
Quebró con una finta a su defensor y desde la media luna del área lanzó un misil esquinado a media altura que superó con facilidad la estirada de Nicola Pérez.
Hasta entonces los chilenos habían dominado el partido, con más presencia en el mediocampo y peligrosidad en ataque, a la que solo le faltó algo de suerte y mucho de puntería.
Se pudo adelantar por dos veces: primero con un centro al área de Juan Leiva que se envenenó y pegó en el poste del arco defendido por Pérez en el minuto nueve y tras un rebote a la altura del punto penal que se marchó fuera por escasos centímetros, cuando la grada se aprestaba a cantar el tanto.
Consciente de que el resultado les dejaba prácticamente fuera de la lucha por la clasificación, Jaime García decidió jugarse el todo por el todo en el segundo tiempo dando entrada desde el inicio a Jovany Campusano por Raimundo Rebolledo en la banda izquierda y a Andrés Vilches por Nicolás Zalazar.
Un arriesgado movimiento de ataque que pronto como comenzó a dar sus frutos: los chilenos comenzaron a rondar con mucho más peligro la portería de Damián Frascarelli y a acumular ocasiones para el empate.
Una igualada que se resistió hasta el minuto 77 gracias a un espectacular control en el área grande de Patricio Rubio, que se revolvió con gran clase y puso el balón raso y esquinado en la red.
Los Diablos Rojos nunca dejaron de creer y sabían que era su momento: presionaron hasta lograr la remontada con un agónico golazo de Vilches en el 91, tras una espectacular jugada personal.
Con este resultado, los chilenos suman sus tres primeros puntos en el grupo A e igualan a Aucas y a Flamengo, que esta jornada juega con Racing, líder con seis puntos.