LA DESESPERACIÓN DE BALE
No pudo tener peor despedida la generación dorada de Gales. El grupo liderado por Gareth Bale, se fue del Mundial sin victorias, derrotado en la última jornada por Inglaterra (0-3) y con el recuerdo de tiempos mejores, en los que asombraron al planeta fútbol con actuaciones tan destacadas como la de la Eurocopa de Francia 2016. Entonces, alcanzaron su techo, con unas semifinales en las que fueron derrotadas por el campeón, Portugal.
El rostro más visible de un grupo histórico, acabó desquiciado. Gareth Bale, fuera del Real Madrid, apostó por jugar estos meses en Los Ángeles FC para llegar en forma al Mundial. Sin embargo, apenas dejó un tanto de penalti y un gesto final muy feo. Cuando el árbitro Slavko Vincic pitó la conclusión del partido ante Inglaterra, Bale empujó y dio un par de manotazos a una cámara que le estaba grabando sobre el césped. Fue la peor despedida de Bale, que, con 33 años, tendrá muy difícil volver a un Mundial.
LA ARENGA DE HERVÉ RENARD
Una de las grandes sorpresas de la fase de grupos la dio Arabia Saudí en su partido inaugural. Se deshizo nada más y nada menos que de Argentina, que en apenas noventa minutos pasó de ser una de las favoritas del Mundial a entrar en una crisis de la que salió con vida gracias a que pudo dar la vuelta a una situación alarmante en los dos siguientes encuentros ante México y Polonia..
Esa crisis no comenzó en la primera parte de aquel encuentro. Argentina, por delante en el marcador con un tanto de Messi desde el punto de penalti, se las prometía muy felices. Pero no contaba con el técnico francés Hervé Renard, que en vestuario dio una arenga histórica a sus jugadores: "¡Saquen el teléfono y háganse una foto con Messi! ¿No sienten algo? ¿No sienten que podemos darle la vuelta? ¡Vamos, esto es un Mundial!". Esa fue sólo una de las frases de un minuto y medio que reactivó a sus jugadores. Éstos salieron al terreno de juego como aviones y ganaron 1-2 para dar una de las sorpresas más grandes de la historia de los Mundiales.
EL VACILE DE ALI ALBULAYHI A MESSI
En plena ebullición de Arabia Saudí, eufórica tras dar la vuelta al marcador frente a Inglaterra, apareció Ali Albulayhi para vacilar a Lionel Messi. Justo después del segundo tanto de su selección, el que subía el 1-2 al marcador, el defensa del Al-Hilal, con cuatro pasos, se puso a la altura de Messi, que cabizbajo meditaba sobre el batacazo que se avecinaba. Albulayhi dio dos palmadas en la espalda al astro argentino y cara a cara, le dijo algo inaudible para las cámaras. Después del partido, confesó cuáles fueron sus palabras: "Le dije que no ganaría". Dicho y hecho. Su profecía se cumplió y durante más de media hora, Argentina no pudo ni empatar.
EL PELO DE CRISTIANO
Insaciable con el gol, como siempre desde que es profesional, Cristiano Ronaldo se apuntó su segundo tanto del Mundial durante el partido que disputó ante Uruguay. Con un cabezazo, abrió el marcador tras un centro de Bruno Fernandes. Lo celebró con pasión. Otro tanto más para el bolsillo, pensó.
Sin embargo, la FIFA adjudicó el gol a Bruno Fernandes. A su juicio, Cristiano no tocó el balón. Después del partido, se dirigió al árbitro insistentemente con un gesto con el que intentó demostrar que el gol era suyo: se tocó la frente y pelo en varias ocasiones para escenificar que tenía que sumar un tanto más para su historia en los Mundiales. No consiguió su objetivo. De momento, el gol es para Bruno Fernandes.
EL POSADO DE ALEMANIA CON LA BOCA TAPADA
Antes del inicio del Mundial, hasta ocho equipos (Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Suiza, Gales y Países Bajos) anunciaron un gesto para su primer partido: sus capitanes, iban a lucir un brazalete con la campaña 'One Love' (diseño de corazón con un esquema arcoíris), iniciada en por la Federación Neerlandesa de Fútbol en 2020 con el objetivo de expresar un mensaje de unidad y alzar la voz contra toda forma de discriminación que, a juicio de estos equipos, hay en Catar.
Al final, ninguno lució el brazalete. La FIFA amenazó con sanciones económicas y deportivas (amonestar antes del partido a los capitanes con una tarjeta amarilla), todos se echaron atrás y los jugadores de Alemania tuvieron un gesto antes de enfrentarse en su primer partido a Japón. Los once posaron para la foto con la boca tapada con sus manos en señal de protesta por la censura de la FIFA.
LAS LÁGRIMAS DE PABLO AIMAR
Después de perder ante Arabia Saudí, Argentina disputó una final en su segundo partido. Se jugó continuar en el Mundial ante México y, después de una primera parte para el olvido que terminó 0-0, aparecieron los nervios en el combinado albiceleste. Pero uno de los más afectados no fue un jugador. Fue Pablo Aimar, segundo de Lionel Scaloni, que, compungido, estalló en lágrimas tras el tanto de Lionel Messi que acababa con el sufrimiento. Después, su 'jefe', habló sobre la imagen de quejó el que fuera ex jugador de River Plate o del Valencia.
"Habría que tener un poco más de sentido común. Es un partido de fútbol. Las sensaciones de que te estás jugando algo más que un partido de fútbol no lo comparto. Tenemos que corregirlo, no lo comparto. porque cada vez que te tengas que jugar una clasificación, un partido. fue sensación de desahogo. Es difícil hacer entender a la gente que mañana sale el sol", dijo.
RICHARLISON y CHÁVEZ, LOS GOLAZOS DEL MUNDIAL
La primera fase del Mundial, ha dejado decenas de goles. Sin embargo, si hay que elegir alguno como el mejor, de momento hay dos que se postulan como grandes candidatos. Uno lo marcó Richarlison a Serbia. El delantero de Brasil firmó un doblete en su estreno, pero a los 73 minutos paró el tiempo en el estadio de Lusail: recibió un pase con el exterior desde la banda derecha de Vinícius Júnior, se elevó como un acróbata y con una espectacular media tijera firmó el que hasta ahora es candidato a ser el mejor gol del Mundial.
El otro aspirante es el mexicano Luis Chávez, que celebró un golazo ante Arabia Saudí en el último encuentro de su grupo. El futbolista del Pachuca batió al portero Mohammed Al Oawis con un zurdazo de tiro libre que se coló por la escuadra del combinado árabe y que no sirvió más que para adornar una victoria que no fue fructífera. Ganó 1-2, pero México se quedó fuera del Mundial: pasaron Argentina y Polonia.
STÉPHANIE FRAPPART, LA PRIMERA ARBITRA EN UN MUNDIAL MASCULINO
Hasta ahora, el arbitraje en los Mundiales había sido cosa de hombres. Sin embargo, 92 años después de la primera Copa del Mundo (Uruguay 1930), una mujer y su equipo dirigió por primera vez un partido en la máxima competición futbolística del planeta.
Con la francesa Stéphanie Frappart, y su grupo de asistentes (la ruandesa Salima Mukasanga, la japonesa Yoshimi Yamashita, la brasileña Neiza Back, la mexicana Karen Díaz Medina y la estadounidense Kathryn Nesbitt), rompieron un techo de cristal que duraba demasiado tiempo. Todas dirigieron con éxito el Costa Rica-Alemania y pidieron más presencia en la élite del fútbol masculino.
EL GOL DE JAPÓN
¿Entró o no entró la pelota? Esa pregunta no es nueva en la historia de los Mundiales. Muchos se la hicieron en el gol Geoff Hurst que desniveló el marcador a favor de Inglaterra en la prórroga de la final de 1966; también con el zapatazo del español Míchel en México 1986 que batió a Brasil y que no subió al marcador. Estos son solo dos ejemplos de momentos que pasaron a la historia y que sumarán uno más en Qatar 2022.
Durante el Japón-España, el nipón Mitoma rebañó la pelota desde el suelo y dio un pase hacia atrás para que Tanaka empujara a placer el 2-1 definitivo. La imagen que ofreció la televisión, no daba lugar a ninguna duda: la pelota parecía haber salido completamente por la línea de fondo antes del toque de Tanaka. Sin embargo, el VAR, no anuló el tanto. Después, otras imágenes desde perspectivas más cenitales parecían demostrar que la pelota sí que tocaba la línea. Al final, España se salvó, pero Alemania se quedó fuera y una pregunta quedará siempre en el aire. La FIFA aseguró que la pelota no salió gracias a la tecnología de la línea de gol.
LAS LAGRIMAS Y LA FRUSTRACIÓN DE LUKAKU
Acostumbrado a que se le caigan los goles de los bolsillos (268 en 557 a lo largo de toda su carrera), Romelu Lukaku falló en el momento más inesperado. Bélgica, con la necesidad de marcar uno a Croacia en el último partido de la fase de grupos para alcanzar los octavos de final, se encomendó al delantero del Inter, que llegó lesionado al Mundial y apenas había disputado diez minutos en el segundo partido.
Sustituyó a Trossard en el descanso y entonces comenzó su calvario. Falló cuatro ocasiones clarísimas. Una detrás de otra, en una sucesión de desgraciadas acciones que marcarán la carrera de un jugador de primera línea. No dio en la diana y Bélgica quedó eliminada. Después del partido, dejó dos imágenes para el recuerdo: la primera, llorando consolado por Thierry Henry; y, la segunda, absolutamente frustrado, golpeando con su puño el cristal de uno de los banquillos. Lukaku, falló lo que nunca falla. En el peor momento.
LA BANDERA DE SERBIA
Durante el partido ante Brasil, la selección de Serbia desplegó en su vestuario una bandera del país balcánico con el mapa de Kosovo y la expresión 'No surrender' (no rendirse). Inmediatamente, la Federación de Fútbol de Kosovo denunció el hecho ante la FIFA, que decidió abrir un expediente a la Asociación Serbia de Fútbol.
Cuestionado en rueda de prensa por los hechos, el seleccionador de Serbia, Dragan Stojkovic, puso el grito en el cielo e interrumpió al periodista antes de que terminara su pregunta: "¡Siguiente pregunta, siguiente pregunta! ¡Cambie el disco!
EL CORRO AGÓNICO DE COREA DEL SUR
Había terminado el partido entre Corea del Sur y Portugal en el estadio Ciudad de la Educación. El triunfo clasificaba al conjunto de Paulo Bento si Uruguay no marcaba un gol más e Ghana en el estadio Al Janoub.
Cerca de diez minutos tuvo que esperar el cuadro surcoreano. Toda la delegación formó un círculo en el centro del campo. Jugadores, cuerpo técnico y oficiales vieron los últimos minutos del partido de Uruguay a través de varios teléfonos móviles. Sufrimiento y agonía. Al final estallido de alegría y todos a celebrar con la afición que permanecía también nerviosa en la grada.