La obligación a ganar para un técnico madridista es innegociable. Radomir Antic fue destituido siendo líder y ‘Carletto’ recuerda el final de su primera etapa, cuando tras la conquista de la Décima un curso sin Liga de Campeones ni Liga le costó el puesto pese al apoyo total de la plantilla.
"Se ha ganado el cariño de todos, forma parte de nuestra historia pero en el Real Madrid la exigencia es máxima y creemos que es el momento de dar un nuevo impulso para conquistar nuevos títulos y alcanzar el máximo nivel competitivo en una nueva etapa", afirmó Florentino Pérez a finales de mayo de 2015 cuando decidió prescindir del técnico italiano.
Esa crudeza la sintió durante unos días Ancelotti el pasado marzo. En once días sentía las dos caras del fútbol. Los elogios desmesurados por la remontada heroica ante el PSG, cuando todo parecía perdido y se sentía la eliminación de la 'Champions', a ser el foco de la crítica e incluso ponerse en duda su continuidad a final de curso por un mal planteamiento en el clásico que le dejó como gran señalado. Ese 0-4 instaló en el ambiente que seguir en el cargo lo decidirían los títulos y respondió con una de las mejores temporadas de la historia.
Y eso que el último precedente ante el Barcelona, se presentó sin la trascendencia de los puntos por la diferencia que reinaba entre ambos en la clasificación. Pero el batacazo quedó como punto negro en la historia de los duelos, un terremoto en la casa blanca al que respondió con tres triunfos seguidos y otra remontada europea, ante el Chelsea, antes de la que se grabó para la eternidad en la memoria del madridismo contra el Manchester City. Eliminados 189 minutos y clasificados para la gran final de París con un tiempo añadido de rabian desatada. Un gen competitivo único.
Regresa el clásico para Ancelotti que aprendió la lección táctica del último ante Xavi Hernández. El partido en el que su equipo dejó peor imagen desde su regreso, un caos táctico sin Karim Benzema, con Luka Modric por primera vez en su carrera de falso 9, Casemiro acabando de central y una actitud incomprensible para la grandeza de un partido que no entiende de rachas ni posiciones. Igualó la peor de sus derrotas como entrenador madridista, un 4-0 encajado en el derbi madrileño ante el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón.
"Me he equivocado", confesó sintiendo todo el dolor del madridismo. "Tranquilidad y equilibrio", pidió antes de protagonizar un final de temporada para enmarcar. Y le llega la oportunidad de revancha que suele presentar el fútbol con el paso del tiempo. El que será su noveno clásico al que llega invicto en la temporada.
Con siete victorias y un empate en Liga con el que iguala el mejor arranque del Real Madrid desde la campaña 1991-92. Con el pase a octavos de la Liga de Campeones ya certificado a las primeras de cambio, con cuatro jornadas disputadas, en contraste con la agónica situación del Barcelona a un paso de caer por segundo año consecutivo a la 'Europa League'.
Ante el Barça logró cambiar un mal inicio, con dos derrotas en sus primeros clásicos ligueros (2-1 en el Camp Nou y 3-4 en el Bernabéu), con un título que dejó huella en el madridismo, la Copa del Rey de 2014, la cabalgada de Gareth Bale en Mestalla ante Marc Barta. El primer título de 'Carletto' como entrenador del Real Madrid. Un éxito que precedió a la Décima.
En su segundo año derrotó por primera vez en Liga en la jornada 9, la misma que en el presente, a un Barcelona al que remontó el tempranero tanto de Neymar en el Bernabéu. Cristiano Ronaldo de penalti antes del descanso, Pepe y Benzema en el segundo acto, le daban el triunfo (3-1). Aunque en la segunda vuelta la MSN formada por Messi, Luis Suárez y Neymar, le superaban en el Camp Nou (2-1) en la jornada 28 en un partido que dejaba la Liga imposible para el equipo blanco que acababa cayendo en semifinales de la 'Champions' ante el Juventus en el fin de la primera etapa del técnico italiano.
Seis años después, en su inesperado regreso al Real Madrid, firmó dos triunfos en los clásicos, 1-2 en el Camp Nou con autoridad, recibiendo un tanto de ‘Kun’ Agüero a los 97 minutos de un triunfo ya cerrado y 2-3 con el tanto del uruguayo Fede Valverde en la prórroga de las semifinales de la Supercopa de España que posteriormente conquistaría. Todo antes del mal sabor de boca que dejó el último precedente del que quiere resarcirse en un partido en el que no hay termino medio, máxima alegría con cuatro triunfos y decepción con cuatro derrotas.