El Olympique Lyon superó su primera prueba de fuego. El estreno en un campeonato, y más ante un equipo que la temporada pasada jugó en una categoría inferior, siempre es peligroso. La falta de rodaje puede favorecer al más humilde y los hombres de Bosz, durante quince minutos, vieron peligrar los tres puntos.
Con pocos fichajes de renombre, salvo tal vez los de Alexandre Lacazette, Corentin Tolisso y Nicolás Tagliafico, el Olympique Lyon quería mostrar sus credenciales como candidato a arrebatar al París Saint-Germain su hegemonía en la Ligue 1 solo rota hace dos cursos por el Lille. De los tres, Tolisso fue el único que se quedó en el banquillo. Bosz eligió un centro del campo con Houssem Aouar, Johann Lepenant y Lucas Paqueta.
Y, casi a las primeras de cambio, prácticamente a la media hora, tuvo que cambiar todo y sacrificar a un hombre para sacar al terreno de juego a su portero suplente para sustituir a Anthony Lopes, expulsado tras cometer un penalti que transformó Thomas Mangani que sirvió al Ajaccio para recortar distancias. El sacrificado fue Aouar, pretendido por el Betis y que dejó su hueco al meta suplente Remy Riou.
Hasta ese momento, el Lyon era el dueño y señor del choque. Todo era felicidad en el Parc Olympique Lyonnais con los dos tantos de Tete, que abrió el marcador a los doce minutos con un disparo ajustado al palo que no pudo salvar Benjamin Leroy. Y, no mucho después, Lacazette inauguró su casillero desde el punto de penalti. El 2-0, en menos de media hora, presagiaba un choque muy tranquilo.
Sin embargo, la expulsión de Lopes cambió todo y, en los últimos quince minutos del primer acto, el Ajaccio peleó por el empate. Sin embargo, Hamouma vio su segunda tarjeta amarilla y el agobió terminó. Aunque el Ajaccio fue a por el empate, el Lyon sacó a relucir su jerarquía y, sin muchos alardes, logró sus primeros tres puntos del curso.